Mentiras Peligrosas ✔

Capitulo 5

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Lo que esconde Ian Koch

Habían pasado ya cinco días desde que la noticia había sido revelada, cinco días desde que la muerte había hecho de nuevo acto de presencia en mi vida.

La muerte de Kiara Koch había logrado conmocionar al pueblo entero, su muerte estaba en boca de todos en todo momento, y ya no solo porque Kiara fuera la hija de una familia rica y conocida en Derkrins si no por qué la autopsia había confirmado las sospechas que en un principio se tenían.

Había confirmado el horrible dato que nadie quería creer.

No había sido un accidente como todos querían creer, había sido un asesinato violento.

La joven Koch de tan solo quince años había sido asesinada brutalmente de una manera cruel y horrible.

En su cuerpo se habían encontrado múltiples signos de violencia y forcejeo, lo que indicaba que se había resistido hasta en el último momento de su vida, las marcas revelaban que había intentado huir sin éxito de su fatídico e inevitable final. Pero lo peor no era aquello, lo peor era que la joven Kiara había sido hallada con los pulmones llenos de agua, perforados por la presión de aquel líquido que se había inmiscuido en su interior, lo cual indicaba que la verdadera causa de la muerte había sido el ahogo.

Era horrible imaginar lo que aquella joven había sentido, imaginar como intentaba respirar y no podía hacerlo, imaginar como su vida se escapaba a manos de alguien que seguramente no conocía, o quizás sí.

La piel se me puso de gallina al pensarlo.

Por desgracia para todos, la policía había declarado que aún no tenían ningún posible sospechoso de asesinato, ya que la escena se había encontrado totalmente limpia lo cual no ayudaba en la investigación, pero el sheriff había alegado que estaban trabajando lo mejor que podían para encontrar al asesino lo antes posible.

Con respecto a Ian Koch, no apareció por clase en toda la semana, no se había dejado ver por el pueblo en los cinco días que habían transcurrido cosa que era bastante normal puesto que habían asesinado a su hermana pequeña.

Estaba aún muy inmersa en mis pensamientos cuando una voz consternada me sorprendió.

—No puedo creer lo que le pasó a Kiara —mencionó Dakota apenada—. Era tan joven, era una buena chica. ¿Quién sería capaz de hacerle algo así? —preguntó cerrando los ojos a penada.

—Ni si quiera puedo sentirme segura al salir a la calle ahora que sé que un asesino anda por ahí —siguió hablando con preocupación moviendo las manos contra el volante —. ¿Y si su objetivo son las mujeres? —especuló.

—Creo que a partir de mañana habrá toque de queda para todos —habló molesto Grayson mirando su teléfono.

—Creo que es lo mejor –expresé sinceramente soltando un suspiro pesado —. Después de lo que ha pasado es la mejor manera de mantenernos a salvo.

—¿Que? ¿Un asesino nos priva de nuestra libertad y a ti te parece bien? No puedo creerte, Galilea —reclamó con fastidio arrojando su teléfono sobre el asiento.

—¡Tenemos el derecho de ser libres! —explotó de repente .

—Gray, Galilea tiene razón, esto no es broma, puede ser muy peligroso, no sabes a que nos enfrentamos —advirtió Dakota mirándole de lleno con seriedad —. No es insignificante que hayan matado a una chica y menos de esa posición social, si tenemos que quedarnos en casa a cierta hora, lo haremos y punto.