Prólogo.

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Caminaba por los pasillos del instituto como cualquier día normal, era chocada por un par de personas, pero a decir verdad no le tomé tanta importancia, solo seguí con mi camino tranquilamente. Mi cabello rizado y pelirrojo rebotaba a cada paso que daba, era gracioso, porque siempre lo llevaba en una cola de caballo, pero hoy decidí llevarlo suelto.

Después de todo, me gustaba el volumen de mi cabello, ¿por qué no lucirlo?

Mientras caminaba sin prestarle atención a mi alrededor, sumergida por completo en mis pensamientos, sentí como una mochila golpeó mi espalda. Me giré enfadada.

— ¿qué mierdas haces? — exclamé molesta.

— lo siento, gruñona. — rodó los ojos.

Solo me giré y seguí en lo que estaba. ¡Chase Cooper era un completo imbécil!

Pero... ese imbécil era perfecto.

Sonreí ampliamente y apreté levemente los libros que traía en mi pecho.

Llegué a mi casillero con rapidez, me había surgido una idea muy repentina. ¿Por qué no plasmar mis sentimientos en un papel? Quizás no se los entregue todos, pero sería una excelente forma de desahogarme.

Sonreí mientras escribía una nota que sí le entregaría y esperé a que la campana sonara para poder dejarla en su casillero.

Y así fue.

Una vez llegué al locker, no sabía cuál era la contraseña, no tenía ni la menor idea.

Solo comencé a agregar números cualquiera y básicos, y bingo.

Dejé la nota, pero antes de irme a biología, decidí escribir otra y esconderla en algún lugar de su casillero.

"Soy tu anónima."

Crush [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora