51.

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Erin.

Alcohol.

Personas besándose (y haciendo otras cosas) en cada esquina oscura que se puedan imaginar.

Mucha gente aglomerada y, por supuesto, bailando cuerpo con cuerpo.

Y entre ese montón de gente, estoy yo, al lado de la mesa de las bebidas y snacks.

Soy patética.

— Erin, bebe un trago, no te vas a morir por un shot que tomes. — dijo Astrid molesta.

— sabes que el alcohol no es mi amigo.

Sí, me emborracho muy fácilmente. "Un trago" y así sigo, y sigo... hasta que ya son cinco, seis o veinte.

Y luego, pasa lo típico de que no recuerdo que pasó.

Entre insistencias e insistencias de Astrid, acepté. Me serví un shot de tequila, sentí como al tomarlo me quemaba la garganta. Hice una mueca luego de eso.

— ¿primera vez bebiendo alcohol, hermosa? — dijo una voz masculina a mis espaldas.

Esa voz masculina que me estremeció.

— pues no — me giré — solo lo tomé seco. — le dije cortante a Chase.

Queriendo escapar de esa situación, fui hacia donde estaba la multitud, donde todos estaban bailando al ritmo de la música de fondo.

Muy, muy mala idea.

¿Por qué? Se preguntarán.

Bueno... no sé cómo, pero terminé en el centro -cabe destacar que fui arrastrada por todas esas personas hacia allá- del lugar, rodeada de un montón de personas muy borrachas y que bailaban entre sí, ahogándome.

No es que sea mala bailando, pero considerando lo pequeña que soy, estar acorralada por todo ese montón de gente enorme no me era muy favorable. Los manoseos y tocamientos "accidentales" ocurrían una y otra vez... y yo solo me sentía agobiada de todo eso.

Necesitaba salir, pero me era casi imposible.

¿Y adivinen qué? Como cualquier cliché de mierda, sumado a mi muy mala suerte, sentí como alguien me tomó de la cadera. A su vez, venía acompañado de diversos roces generados por, me imagino, el baile.

Lo pienso y... ¿saben? No tengo que aferrarme al pensamiento de que no puedo divertirme, tal vez solo deba dejarme llevar...

Y así lo hice.

Me guié por el ritmo de la música, acompañé al chico que se rozaba lentamente conmigo. No tenía ni la menor de quien era, pero no me importaba del todo, estaba disfrutando.

O eso creía.

— para no tener tanto lo mueves muy bien. — me susurró al oído.

Y era él.

Ese ojiazul que tanto me enloquecía.

Chase.

Me solté inmediatamente, girándome indignada. Lo observé a la cara con asco, él solo se reía igual que siempre.

Tal como esa vez que te dijo que no te ilusionarás.

Sonreí.

— por supuesto que sé hacerlo, ¿o acaso creías que era una principiante en esto? — me acerqué a él. Sonaba una nueva canción, esta era más movida. Me puse de espaldas a él y solo me dejé llevar, comencé yendo lentamente pero luego todo se agitó muchísimo más. Obvié por completo que todas las miradas estaban en nosotros y nos hacían barra.

Esto será complicado para mi, pero... valdrá la pena.

Me giré. Le sonreí pícaramente y tomé su mano.

— acompáñame. — susurré en su oído.

Él, como cualquier borracho excitado, aceptó sin ningún tipo de problema.

Ya se imaginarán que sucedió, él me chocó contra la pared más cercana y comenzó a besarme muy apasionadamente. Él comenzó a descender a mi cuello y clavícula.

Casi no podía concentrarme, este maldito era increíble en lo que hacia.

Yo sabía que él estaba excitado, ya saben, su amigo no pudo evitar demostrarlo.

Y bueno, todos creerán que a continuación ocurrió algo indecente.

Bueno...

Desabroché su pantalón lentamente, con mi mano desocupada -es sumamente importante mencionar el hecho de que estábamos justo al lado de la mesa de bebidas- tomé un poco del hielo que había en un pote térmico que había sobre la mesa y, una vez logré tomar paso a más allá de su pantalón... ¡tiré el hielo dentro de su bóxer!

Lo que ocurrió a continuación fue caótico, creo que el hielo descendió hasta sus testículos, porque salió disparado mientras decía un sinfín de incoherencias relacionadas con ellos.

No pude evitar reírme como loca, ¿ahora quién ríe?

Astrid me observaba a lo lejos con los ojos muy abiertos, no estoy segura de sí ella sabía que era lo que había ocurrido, pero su negación y sonrisa me decía que estaba: orgullosa y aterrada.

Yo solo seguía con una sonrisa victoriosa en mi rostro.

No tienes ni idea de lo que te espera, Chase Cooper.

Pensé, dirigiéndome hacia donde estaba Astrid para contarle sobre mi hazaña con un par de tragos.

Crush [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora