ALEX
El poder de querer es volátil
si quien se pierde es quien ejercía el atril de tu latido.
El olor a quemado me aturde .Parpadeo sin saber donde estoy.Me sostengo de lo que tengo delante: Un volante.Intento abrir las persiana de mis ojos pero un mareo me asalta volviéndolos a cerrar de nuevo, me priva de la luz.Me humedezco los labios,saboreando el líquido agrio de mi sangre que pesa como plomo;mordiendo los nervios de lo onírico. Me irgo hacia el respaldo del auto y abro los ojos nuevamente.El vidrio delantero está roto ,dejando que la distancia con la realidad se vea acuosa . Del capo se desprende un manto grisáceo que obstaculiza más allá de donde estoy. Logro entornar los ojos al ver si consigo percibir algún movimiento.
Lo consigo.
La sombra de un cuerpo aparece y salgo queriendo atraparla.Mis músculos responden al verme comprimido con un peso el triple que el mío.El aire es una fuente que tengo que pagar.Mis manos deslizan el cinturón temblorosas.Un ardor empieza a escalar de mis brazos pero lo descarto.El zumbido en mis oídos me marea.El instinto me exige que la alcance como el oxígeno que exprime mis pulmones que funcionan en cámara lenta.
La puerta del auto se cae cuando la toco tras besar el asfalto y salgo del auto.La sombra se hace más nítida a medida que se aleja del fantasma que dejó el impacto y reconozco aquellos ojos que exprimen la tristeza en esta noche empapelado en blanco y negro.
Sin color.
Sin esperanza.
El preludio del llanto comienza a embarcarse en mis ojos.
El vestido floreado que le encanta usar, luce diferente; de otra época,planchado de un fuego paralelo del que venera mi piel.No consigo ver exactamente qué es.Sus manos sostienen un celular hecho añicos.
—Lo siento... —murmuro sabiendo que nada podrá arreglarlo, pero mis voz es una sirena lejana.
Quiero morder mi lengua.No hay disculpas que valgan.El gélido viento nos acaricia en esta capsula de sufrimiento.Mi cuerpo está adormecido pero mi pecho se burla de mi al bombear a una velocidad que contrarresta con mi aliento;desafiando las leyes de gravedad que me mantienen de pie.
—¿Por qué? —me cuestiona.
Está vacía,su mirada.
Todo ella no es nada.
Sus labios se agrietan dejando salir un grito ahogado y tira el aparato como si esta fuera un arma letal y ella fuera la descarga de una pistola. Retrocede ,niega con la cabeza y su desamparo impacta en mis oídos; explotando como rezos sin ritmo, sin Dios.
Apunto a acercarme.
No puede irse.
No puede dejarme.
Intento hacer algún movimiento,pero mi cuerpo no responde.
La desesperación entrecierra mi pulso y la ansiedad pica mis ojos.
—Quédate. Por favor.. —suplico ,derrotado.
Mis piernas desisten a verse sometido al suelo y caigo de rodillas.El asfalto no duele.No rasguña.No se siente.Las astillas construyen un edificio en mis huesos.Dramatiza mi pedido de traerla de vuelta.
—Lo siento.. —el aire ahueca la voz.No sé de que boca salió:"si de la mía o de la suya";pero pronto cuando alzo mi mano parece tener manual propio, porque ella desaparece como el vaho de un cigarrillo a medio a pagar.Casi Inexistente.
Sumergido en la bruma del silencio de la noche, grito.
Pero mi voz quedó rehén de la culpa.
Mis párpados caen en el vació de la noche.
La perdí.
La perdí para siempre.
Me despierto sobresaltado.Me irgo con el corazón hecho un nudo.Toco mi pecho y no me sorprende encontrarme con la remera empapada de sudor.El dolor araña mi carne desde dentro.Apoyo la cabeza en el respaldo de la cama.La quietud de la noche abriga mi agonía y lo escolta entre sábanas.
Las farolas de la calle simulan un regar de esperanzas y le doy la espalda.
Otra noche sin dormir.
Me armo de una sensación que sopla la colilla de fuego de mi vientre cuando los relojes marcan el horario de mis pesadillas.
Siempre el mismo número.
Ya decidí por una vida,podía hacerlo de mis sueños.
Y como las otras, sumo noches plagadas de ausencias.
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Las estaciones susurran tu nombre.
RomanceCoincidieron en un lugar y espacio. Sin ansias y esperas. Se encontraron vagando;perdidos; en un andar casi lento. Ella con su timidez escondía los fragmentos que intentaba unir en su intento de entenderse. Él con su optimismo y sonrisas retratad...