15- Volviendo a volar

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Al día siguiente, 25 de diciembre, Nicholas despertó más tarde de lo normal. Era el único alumno de Gryffindor que se había quedado ese año, así que tenía toda la torre para él solo. Debido a esto, la profesora McGonagall le había dicho que, por ser tan joven, ella tendría que ir de vez en cuando a ver que estuviera bien, pero Nicholas no tenía ningún problema. Aunque se sentía solo, nunca había tenido ningún inconveniente, desde pequeño que sabía cuidarse solo.

Se sentó en su cama con cansancio, restregándose los ojos. Ese día tendría las clases de vuelo con Dumbledore.

"¿Que día es?"-pensó, rascándose la cabeza en el lugar que seguía teniendo adolorido después del golpe de Riley el día anterior.

¡Era 25 de diciembre! ¡Navidad!

Abrió los ojos y se encontró con unos cuantos paquetes a los pies de su cama. ¿Quién los habría puesto ahí? ¿Abría alguien entrado a su habitación en la noche?

Negó, intentado sacarse ese aterrador pensamiento de la cabeza y tomó el primer paquete, que estaba envuelto en un papel grueso negro con estrellas doradas, y parecía ser una prenda de ropa. Lo abrió y se encontró con que, como él había pensado, era una prenda de ropa.

Parecía una capa, una especie de túnica. Se levantó de su cama confundido y se la puso por sobre los hombros. Por lo que sabía le quedaría enorme. Miró hacia sus pies, y la impresión que recibió casi lo tira al suelo. ¡Su cuerpo no estaba!

Asustado se retiró la capa del cuerpo, y volvió a verlo. ¿Era una... capa de invisibilidad? No sabía que existieran. Había muchas cosas del mundo de la magia que no entendía. ¿Quién se la habría dado?

Se acercó al paquete abierto y encontró una pequeña nota con una letra que le parecía conocida, que decía:

"A una persona a la que le importabas mucho le habría gustado que tuvieras esto. Úsala bien.

Feliz Navidad"

¿Quién la habría escrito? Se sentó en su cama, con la nota en sus manos, a tratar de recordar de quién era esa letra, pero después de unos diez minutos se rindió. Tenía otros regalos que abrir. Dobló su capa de invisibilidad con cuidado y abrió el siguiente regalo, envuelto en un papel rojo con leones dorados. En él encontró un libro de Quidditch de los mejores equipos de Inglaterra y unas grageas BertieBott de todos los sabores del mundo. No eran sus favoritas, la primera vez que había comido una le había tocado una de grasa, pero de todas maneras agradecía el gesto. Tomó la nota que venía con el paquete, y leyó que era de Adrian y su madre. Sonrió feliz, eso significaba que Adrian estaba mejor.

Siguió así por un rato, abriendo los regalos junto a su cama. Hagrid le había regalado comida para Dagger, que se emocionó un montón con el regalo, y algo que parecían pastelillos, pero que Nicholas, conociendo los dotes culinarios de Hagrid, no se atrevió a probar. El de Riley era un libro de defensa contra las artes oscuras y unos pasteles de caldero, que a Nicholas le encantaban. El siguiente, para sorpresa del chico, era de Newt Scamander. Y era... era una jaula con algo adentro. Terminó de desenvolver, y se encontró con un animal que parecía una especie de ornitorrinco gordo, pero pequeño. Era de color gris oscuro, como azulado, y lo miró asustado con sus brillantes y pequeños ojos negros. Nick tomó la nota, y leyó:

"Querido Nicholas,

Este es un Niffler, una mascota muy leal que te acompañará siempre que la necesites. Pregúntale a Hagrid que le gusta comer, se emocionará mucho.

Su nombre es Dennis.

Sé como se siente, se que te sientes solo, y que te sientes asustado. Pero quiero que sepas que todo estará bien. Este pequeñín, que aunque es solo un bebé y no es grande en tamaño, te cuidará y te hará compañía.

Nicholas Riggs y la Voz Maldita/ Premios Watty 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora