•¿No lo sabían?•

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~ Narra Amy ~

Jiwoo me llevó tomada del brazo, mientras charlaba tranquilamente conmigo. Habíamos caminado un tiempo considerable, cuando me detuve de golpe al ver frente a mí una casa enorme, era de un color blanco y bonitos detalles de madera, múltiples ventanas, que indicaban la existencia de varias habitaciones, con un camino de piedras que nos guiaba hacia la puerta principal, fueron de los primeros detalles que capturaron mi atención, sin pensar que el interior sería más impresionante que lo había visto en el exterior.

—O... por... Dios —exclamé sorprendida.

— ¿Te gusta nuestra humilde casa?

— ¿¡Humilde!?... Esto parece un castillo de una princesa Disney, es realmente hermosa.

—Claro..., es mi casa.

Ambas volvimos a vernos, y empezamos a reír. Con gentileza, me invito a entrar a la casa, haciéndome subir de inmediato, al segundo piso. Me llevo a un cuarto, era enorme. La decoración, a pesar de ser muy neutra, una combinación de blancos y grises, capturó mi atención cada detalle que la componía, pero, una suave brisa, me hizo encontrar mi nueva parte favorita de la habitación: el balcón. No dude dos veces, me acerque y note la bonita vista hacia el mar que tenía. Observe todo con atención, no quería olvidar nada, deseaba recordar cada detalle, memorizarlo, a tal punto que, cuando volviera a casa y cerrará los ojos, aún pudiera recordar todas las sensaciones que el lugar había creado en mí. Ninguna fotografía podía compararse, al recuerdo que yo quería crear.

— ¿Te gusta la habitación?

—Sí, es hermosa, y la vista que tiene le da un toque especial —le respondí aún con mi mirada pérdida en el mar.

—Entonces, es tuya...

— ¿¡Eh!? —le volví a ver de golpe, ella sonrió por mi reacción, y se acercó a mí, apoyándose en el balcón.

—No hagas esa expresión, te ves muy graciosa —admitió entre risas—, pero sí, es tuya la habitación. Esta casa es enorme, hay muchísimas habitaciones, y me alegra tener a alguien más en casa. Ahora, cada que vengas, ya tendrás tu propia habitación, donde nadie te va a molestar. Ya está decorada, pero puedes decorarla a tu gusto, después de todo, es tuya a partir de ahora.

—Así que, ¿cada uno tiene su propia habitación?

—Todos la tienen, desde el momento en el que compre la casa, reserve una habitación para cada uno de los chicos —me miro–, Channie, Binnie, Kookie, Hoseok, yo..., y ahora tú tienes tu propia habitación, pero con la ventaja de que si pudiste elegir —sonrió al final.

— ¿Y la de tus padres? —su sonrisa se desvaneció, y levantando su mirada al cielo, respondió.

—Murieron hace muchos años, en un accidente automovilístico, yo tenía diez años, Hoseok tenía seis. Desde entonces he cuidado de mi hermano, convirtiéndome casi en su madre, y también he cuidado de los otros tres traviesos —mostró una sonrisa llena de dulzura y nostalgia.

—Unnie, lamento tanto haberte hecho esa pregunta..., discúlpame, yo no..., quise —ella me miro, y cálida como siempre, tomo mis manos.

—Tranquila, no me molesta la pregunta, sé que tú no sabías, así que no hay problema. Además, si me recuerdan a mis padres doy gracias, porque así recuerdo lo feliz que fui al lado de ellos. Sé que no estoy sola, puede que ya no tenga familia de sangre, pero ahora tengo una familia que sé que me ama..., y tú te has convertido en una nueva integrante en mi familia.

—Gracias..., unnie —sonreí débilmente.

—No agradezcas nada, mejor vamos a alistarte antes de que Binnie venga, quiero que te veas y te sientas hermosísima —sonrió y fue a mi habitación en busca de algo, pero se detuvo al no encontrarlo—. Pero, ¿dónde está tú maleta?, no la veo.

¿Un golpe de suerte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora