«No somos nada», esas palabras habían cortado profundo dentro de Lucas. Necesitaba saber si era cierto o si Amanda sólo lo había dicho porque estaba molesta, pero cada vez que la llamaba, le respondían que no estaba.
Amy había llorado durante días. Se sentía como una tonta al pensar en todo el tiempo que le había dedicado a Lucas, mientras él seguramente se revolcaba con su ex novia. ¿Qué otra razón podría existir para que le ocultara esa información? No era gay, como había pensado en varias ocasiones, simplemente no la quería, no gustaba de ella. Por eso nunca le devolvía las caricias, por eso no correspondía sus abrazos, era por eso que cada vez que ella se acercaba a sus labios mendigando un beso, él la besaba en la frente. Había tenido suficiente.
Luego de más de tres semanas sin hablarse, Lucas no pudo más y decidió ir a buscarla sin avisar.
Llegó al colegio de Amanda casi 20 minutos antes de la hora de salida y esperó. Varias personas fueron aglomerándose en la puerta a medida que la hora se aproximaba.
Cuando las puertas se abrieron, las chicas empezaron a salir por montones, fue difícil encontrar a Amanda. Cuando finalmente la vio salir, venia tomada del brazo de una de sus compañeras. Mientras Lucas trataba de abrirse paso hacia ella, dos muchachos se les acercaron; uno inmediatamente abrazó a la amiga; el otro se acercó a Amy, le dio un beso en los labios y luego le ayudo con su mochila. Amanda tomó al muchacho del brazo y Lucas se quedó paralizado observado cómo las dos parejas subían a un auto estacionado al otro lado de la calle, Amy en el asiento del copiloto. El auto arrancó mientras Amanda sonreía a través de la ventana abierta. La sonrisa no iba dirigida a Lucas, ella ni siquiera lo había visto.
Lucas estaba furioso, dolido, humillado. Se alejó de allí dando pasos largos y respirando pesado, al llegar a la esquina, el semáforo lo detuvo y sin poder contener su ira golpeó el poste con su puño haciendo que los otros transeúntes lo voltearan a ver atemorizados. Trató de calmarse pero le era difícil comprender como ella no podía ver lo que pasaba: ese tipo evidentemente era un fanfarrón; se notaba con solo ver su ropa llena de marcas; la gruesa cadena que le colgaba del cuello; el cabello de estrellita pop de segunda y ese auto tan llamativo; fingía ser un caballero, pero Lucas estaba seguro de que una vez que consiguiera una anécdota para presumir con sus amigos, la dejaría de lado.
¿Por qué ella había elegido a un tipejo así? El hecho que ella hubiera escogido a alguien tan superficial lo decepcionaba tanto. Tal vez Lucas no era su tipo después de todo, él no tenía el dinero ni el «sentido de estilo» de la nueva conquista de Amanda, tal vez a ella sí le importaban esas cosas y por eso lo había mantenido solo como amigo. Quizá a Amy le gustaba tener admiradores y solo le mostraba cariño para tenerlo cerca alimentando su ego, haciéndolo creer que tenía oportunidad cuando en realidad no era cierto.
Esos pensamientos lo hacían perder la cabeza, así que decidió enterrarlos profundo dentro de su mente y seguir con su vida sin pensar más en ella.
Tal vez habría funcionado, sus clases y sus amigos lo mantenían lo suficientemente ocupado, pero entonces ella lo llamó una mañana y preguntó si podían reunirse en la universidad, ella estaría allí por unas pruebas de admisión. Su invitación lo tomó desprevenido y de nada le sirvieron los discursos que había practicado en su cabeza para alejarla si alguna vez volvía a llamar. Su respuesta fue un inmediato «sí».
Alrededor del mediodía, Lucas se dirigió a una de las cafeterías del campus para reunirse con ella. Estaba muy nervioso, casi como en la primera cita. Mientras esperaba, su amigo Charly apareció de la nada.
―¡Colega! ¿Qué haciendo por estos rumbos?
―Esperando a una amiga ―respondió Lucas chocando el puño de su amigo.
―¡Eso galán! ―dijo Charly dándole una palmada en la espalda.
―No, en serio es sólo una amiga, Amy, tú has hablado con ella un par de veces.
―¡Ah sí! La menor de edad. Te lo he dicho compadre, esa niña quiere que la descorches y si no te pones vivo te la van a ganar igual que a la Dani.
―Es sólo una amiga ―respondió muy serio.
―Y eso que importa, la muchachita te persigue desde hace más de un año. Si yo fuera tú, no me hubiera hecho de rogar tanto. O qué ¿Si de plano está tan fea?
En ese momento Lucas logró divisarla y le dedicó una sonrisa. Quedó impactado al verla; hacia tanto que no la veía sin uniforme, llevaba unos jeans ajustados, zapatos altos, una blusa suelta casi transparente y una cartera que atravesaba su pecho resaltándolo aún más. Ella lo saludó con la mano mientras seguía avanzando hacia él. Sus senos y su cabello, moviéndose a cada paso.
―¿Quién es? ―Preguntó Charly mirando en derredor, intrigado por el estupor de Lucas.
―La de blusa celeste.
―Esta buenísima ―dijo Charly en voz baja porque ella ya estaba a metros de distancia.
―Hola ―dijo ella besando a Lucas en la mejilla y luego posó la mirada con gesto interrogativo en el inesperado acompañante.
―Hola. Él es mi amigo...
―Charly ―dijo el joven besando a Amanda en la mejilla.
―Mucho gusto, yo soy Amy, no Dani, A, M, Y, ―deletreó mientras Lucas sonreía divertido.
―Hola «Amy», es un gusto al fin conocerte ―respondió Charly con buen ánimo― Bueno, los dejo, tengo que ir a clases.
―Adiós― respondieron al unísono Amanda y Lucas. Charly le dio una palmada a Lu en el hombro e inclinó la cabeza ante Amanda en señal de despedida, cuando estaba unos pasos detrás de ella comenzó a mover las caderas y los brazos como mono en pleno apareamiento. Lucas lo ignoró y volvió a enfocarse en Amanda.
―Te ves diferente, diferente en el buen sentido ―comentó él.
―Gracias, tú también Doc, ahora tu eres el uniformado. El blanco te queda bien.
Lucas cruzó lo brazos tímidamente ―Y ¿Cómo has estado?― dijo.
―Todo bien. Mira no tengo mucho tiempo, vine con un grupo del colegio y tengo que regresar cuanto antes, pero quería invitarte a mi graduación ―sacó un sobre de su cartera y se lo entregó―. Después va a haber un almuerzo, allí en la invitación esta toda la info.
―Gracias, pero ¿No le molesta a tu novio? ―Preguntó Lucas tratando de medir el terreno con cautela. Ella parecía un poco sorprendida por la pregunta.
―Mmm...no creo. ¿Cómo sabes lo de mi novio?
―Tú me lo contaste. No espera, creo que los vi juntos en algún lado, no recuerdo ―Él trataba de hablar con naturalidad, no quería contar la patética historia. Ella lo observaba con una ceja levantada, pero luego su rostro pareció relajarse.
―Como sea, que bueno que ya lo sabes, me ahorras el cuento. ¿Vas a ir?
―Claro que sí, allí estaré.
―¡Estupendo! Bueno, me tengo que ir.
―Viniste por las pruebas de admisión, verdad. ―dijo Lucas intentando entretener a Amanda para que no se marchara tan pronto― ¿Estas planeando estudiar aquí?
―No creo, mis papás prefieren otras universidades. Solo vine porque me obligaron en el colegio.
―¡Oh! Eso explica tu presencia en una universidad de simples plebeyos como esta.
Ella sonrió y luego se acercó para darle un beso en la mejilla― De verdad me tengo que ir. Ha sido bueno verte «pueblerino acomplejado».
―El gusto ha sido mío «hija de papi».
Ella empezó a alejarse caminando hacia atrás para poder regalarle una última sonrisa a su amigo, luego se volteó y Lucas se quedó observando mientras pensaba que Charly tenía razón: estaba buenísima.
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AMIGOS SIN DERECHOS
RomansaEl esposo de Amanda ha quedado en coma luego de un accidente en motocicleta. Por casualidad su marido, queda bajo el cuidado del Doctor Lucas Lopéz, quien solía ser el mejor amigo de Amanda, alguien por quien ella sentía una fuerte atracción y un...