Rebelión (Jaidefinichon GOTH) (Jaime/Nico)

Capitulo 10: I Can't Pretend

Capítulo 10:
«I Can't Pretend»

Iván sonrió travieso cuando su viejo amigo entró por la consulta. Ese día se había levantado con unas ganas inmensas de seguir en sus investigaciones respecto a la reproducción humana, tenía el leve presentimiento que el destino le tendría un papel importante para conseguir grandes resultados.

Lo olfateó en el aire, casi instintivamente. El olor de un omega fértil le había llegado completo en la nariz, era inevitable reconocerlo, porque solo en unas cuantas semanas ese cuerpo había dejado de estar en periodo fértil y se encontraba marcado por donde fuese. Reconoció de inmediato ese olor, porque ese olor le recordaba la infancia, la adolescencia y quizás un poco menos.

Jaime era una persona especial, a pesar de todos los años.

—Jaime, amigo Jaime. —Habló despacio, saboreando cada palabra de sus labios, viendo como el ruliento le correspondía con una leve tensión en su cien.

Nunca imaginó que el destino los uniría nuevamente, después de tantos años separados. Respiró despacio, calmando su corazón acelerado del jugueteo entretenido del destino. Más se sorprendió que el sentimiento cálido aún no se iba de su cuerpo en totalidad. Jaime era capaz de producir sensaciones agradables en él, porque recordaba todos los momentos importantes junto a su amigo alfa, ambos alfas, escondidos en diferentes lugares, jugando y descubriendo nuevas etapas de la vida, hasta que tuvo que tomar el camino de su familia y recién en ese instante hubo una separación.

—Entra, los estaba esperando. —En realidad no tenía puta idea que vendría el alfa a su consulta, menos con un curioso omega a su lado, más bajo, delgado y moreno. Se veía agradable sí, un poco pálido, pero era lógico después de todo y los años trabajando como médico en el área de reproducción reconocería un omega en estado. Río despacio. —Por qué tan callado, siéntense. —

Los hizo pasar escoltándolos hacia los asientos disponibles. Muchas máquinas, una oficina pequeña con un computador y muchos instrumentos médicos que nadie, excepto Iván sabían para qué funcionaban. —Sí, bueno... —Habló Jaime después del tiempo pausado, tomando asiento y asegurándose de que Nicolás estuviera bien. —No sabía que estabas de turno. —

—Ni yo —Respondió el bigotón. Rio de nuevo alegrándose. —Fui llamado de repente la verdad, me tincaba que hoy iba a tener un caso interesante. —Jaime frunció el ceño. — ¿Qué te trae por aquí, amigo de la infancia? —

El ruliento se calmó al instante, era más importante ser ayudado correctamente, antes que preocuparse por cosas personales, igual era agradable que por lo menos tú caso lo tomara alguien conocido. — Primero que todo... —Habló despacio el Alfa ruliento — Necesito que no le digas ninguna palabra a mis padres, o quedará la cagá, weón. —

Iván sonrió otra vez, soltando una risita cómplice. —Ah, ya veo. —comentó mirando en especial al joven que acompañaba a su amigo. —Así que no te controlaste, y terminaste anudando con él. —Finalizó, cerrando los ojos en un gesto divertido. —Jaime, de todos estos años jamás pensé eso de ti. —

—Cállate weón. —Sentenció el alfa mayor. —Da lo mismo la cagá que quedó, sólo pasó y punto. —Iván asintió en silencio, aun mirando con curiosidad al omega perdido en la habitación, se notaba distante. Quizás era primera vez que se encontraba entre dos alfas y eso lo colocaba nervioso y a la vez volátil. —Nicolás es un alfa omega, Iván. — Iván sólo abrió los ojos con sorpresa.

—Debiste decir eso al principio... —Aun con la cara sonriente, más le pareció interesante Nicolás. —Ya... primero, es lo primero. —Dijo colocándose correctamente en la mesa que tenía de escritorio para abrir un archivo de salud en el computador. —Tomemos los datos, y veremos qué está pasando. —