Capitulo 12: Armistice

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Nota: Hice un cambio en el tatuaje de Iván (Así que este hombre me quedará muy OCC)
Y no me maten :3

 

Capítulo 12:
«Armistice»

Nicolás era un hombre, antes de ser un omega. Sentía, quería y amaba, y aún en sus condiciones era primordial en lo que siempre pensaba.

A veces dudaba de su hombría constante cuando su sangre omega ganaba espacio en su cuerpo, le hacía vulnerable y la mayoría de las veces débil. Aunque, esa misma sensación de debilidad era la llave hacia su puerta de libertad, constituida y armada para una sensación plena de escape, de liberación, de olvido y pasado.

Nicolás sentía la libertad como un campo de flores, de flores silvestres amarillas donde sentía el viento fresco de las planicies susurrándole cerca del oído, la tranquilidad de su corazón, la armonía de la naturaleza que se conectaba con sus sentidos. El sol alimentando su piel calentándolo, el aire dulzón agudizando su olfato. Todas aquellas propiedades que le hacían sentir vivo, que le hacían sentir libre, sin ninguna preocupación ni responsabilidad, simplemente él con la naturaleza, tocando el pasto con sus dedos delgados y morenos. La naturaleza era la única opción para tranquilizarse, olvidarse del futuro, del presente y del pasado, de no ser nadie y quedar como un pigmento blanco, limpio y puro en busca de una mancha en la cual él podrá incorporarse para ensuciarse.

Una tranquilidad única en su existencia, las planicies del campo, del bosque o de las montañas. Cualquiera estaba bien, si podía sentir el sol en el rostro. Si podía sentir el calor en su estómago y entrañas.

El sol era el mismo, la fuente de sabiduría que los mantenía vivos a todos con su energía iluminada. El sol era capaz de llegar hacia cualquier terreno o civilización, llegaba incluso a deshacer la oscuridad, volviéndolo todo brillante. Y de repente, recordó el sol cerca de una planicie distinta, algo seca y distante. Recordó el mar también, recordó lo húmedo pero seco. Recordó la costa, el sonido y las olas del mar chocando unas con otras, las gaviotas infaltables.

Y fue cuando lo divisó a él, mirando el mar. Mirando como de repente se volvía un atardecer, hermoso y significativo. Un atardecer eterno que no desaparecía con nada. Enhiesto junto a la arena oscura, observando el ocaso.

Se acercó lentamente hacia él, tenía la necesidad de tocarlo y sentirlo con sus dedos. Era como un aura nostálgica que lo desenvolvía en el lugar, incluso hasta misterioso sino fuera por el sonido de las gaviotas molestando en el cielo. Pero todo era tan extraño, aún si se acercaba al ruliento Barbón no se inmutaba, continuaba mirando el atardecer perdiéndose en el océano, suave y tranquilo. Por más que intentó hablar, las palabras no salían de su garganta, no emitía ni un mísero ruido, y cuando quiso tocarlo con su dedo índice, Jaime lo observó directo con la mirada entristecida meciendo su cabeza en un gesto negativo suspirando. Muy pronto la sensación se volvió ansiosa y oscura, la imagen del Alfa desaparecía en la lejanía, dejándolo completamente solo provocándole ansiedad y excitación en su corazón apretado.

Sintió que le faltó aire, y en un gesto de sobrevivencia quizás, un respiro profundo le hizo despertar de golpe a la realidad. Se encontraba acostado en una camilla, cubierto por delgadas frazadas y un calor asfixiándole el cuerpo. No entendía que estaba sucediendo, sabía perfectamente que en la tarde de ayer el Alfa lo había venido a dejar porque las contracciones insufribles no lo habían dejado descansar en todo el día, incluyendo el vómito constante.

Estaba en la casa de Iván. El olor lo tenía muy mareado, no tenía nauseas, pero la respiración y el calor que provenía desde el fondo de su columna no era normal, menos si la ansiedad que le comía venía de sus partes bajas, se sentía extrañamente deseoso y no sabía por qué chucha pasaba aquello.

Rebelión (Jaidefinichon GOTH) (Jaime/Nico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora