En su cumpleaños, Azul es llevada a una escuela de verano. Sin embargo, enamorarse de su enigmático profesor podría ser una magnífica tragedia con hechos demás extraños que suceden por la noche.
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Minder High.
3 de enero de 2019.
Nueva alumna: Azul Rizé
-Deja de temblar.
La voz de mamá a mi lado en el auto me llena de miedo.
¿Sabe que está a punto de traerme al peor lugar del mundo? El camino en la carretera no ha sido más que un tumulto de emociones encontradas y discusiones acerca de por qué no me conviene ir a Minder High. Pero ella insiste con que sí.
-¿Sabías que tu curricula puede abrirte puertas a las mejores universidades del mundo en Minder?
Su voz suena como la de toda una experta. Experta en decir qué es lo mejor y qué no para un hijo.
Su pelo negro como el mío está perfectamente ondulado sobre sus hombros, inmutable, como siempre.
-No abras la ventanilla-me detiene al ver que mi mano derecha palpa los botones de la puerta lateral derecha.
-Hace calor-le digo.
-No importa. Tienes que llegar de manera elegante a tu primer día de clases.
¿Elegante yo? Este uniforme es un disfraz. Chaqueta gris de paño, falda tableada al estilo escocesa y camisa blanca con el horrible logo elitista de la escuela: Un escudo con la M en grande y una serpiente enredada alrededor. No anduve investigando qué significa, pero me temo que ha de ser una de esas cargadas que se hacen a sí mismas algunas autoridades con tal de galardonarse con flores.
A veces me dan ganas de confrontarla y decirle tantas cosas...
¡No quiero ir a ESA escuela, mamá!
¡Aún no tengo idea qué estudiaré en la universidad!
¡No quiero vestirme de la manera que me dices!
Pero a veces, sólo me limito a hacer lo mejor que puedo a lo que ella me dice. Me cuesta ser esa señorita de la que siempre habla, creo que se equivocó de hija cuando se refiere a mí, pero esta teoría no puede ser cierta ya que soy hija única y todas las expectativas están puestas en mí como si de ello dependiera el futuro de la humanidad.
La carretera se marca fría con los álamos alrededor. Pero el camino concluye en un enorme portón dorado que en lugar de asegurarme un porvenir, sé que es la bienvenida al infierno.
Pienso en mis amigas que han de estar en sus piscinas, pienso en los chicos que están diviertiéndose en sus fiestas de noche, pienso en al vida normal de cualquier adolescente que me estoy perdiendo justo ahora culpa de tener que estar "pensando en tu futuro".
-Aquí estamos. ¿Sabías que tu padre y yo nos conocimos aquí? Gracias al magnífico estudio que nos regaló este lugar, egresamos luego con las mejores calificaciones...
