Peor que meterte en el cuarto de un chico en tu primer día de clases, es hacerlo acompañada de tu madre.
-Mamá, en serio...no creo que debas hacer esto-digo, una vez que estamos a un par de puertas de la habitación de Ángel. Esta guerra de niños comienza a sacarme de mis casillas en verdad.
Ella mira de reojo a los chicos que pasan a nuestro alrededor, se abraza los codos y los esquiva como si tuviesen alguna clase de peste. Por mi parte, pienso que están bastante bien.
Santo cielo, casi he soltado ese comentario en voz alta. De hecho, lo exclamó mi mirada al examinarlos indiscretamente al pasar.
-Esto no es...como lo recordaba-dice ella con la voz en alto cuando la aparto para no pasarme peor vergüenza de la que ya traigo frente al chico que me está dando la bienvenida.
-No-contesto entre titubeos-, definitivamente...no lo es. Y eso no debiera ser un problema. Simplemente los adolescentes de hoy...no somos como en tu época.
Ella frunce el entrecejo.
El peso de la mirada de Ángel quien aguarda afirmado a la puerta de su cuarto me resulta intimidante.
-¿Qué clase de comentario ha sido ese, Azul?
Su tono en esfuerzo de reprenderme hace que presione los puños. Mi nivel de tensión está alcanzando estados monumentales.
Desde que papá se fue de casa, mamá se ha convertido en una especie de ser asfixiante que debe medir absolutamente todo lo que yo hago. Quedé presa de su odio hacia su ex marido, mi padre. Mi presencia debe recordarle todos los días que su matrimonio perfecto (a vista de los demás) fracasó. Entonces debo ser perfecta para la mirada de otros. Cosa que nunca podrá suceder.
-Simplemente que...los otros chicos nos miran, ¿acaso ves que otra persona venga a su habitación del brazo de su madre?-murmuro.
-Porque estos cuartos son de chicas. No puedo creer que tengan a ese director, mira la indicación que dio-ella se cruza de brazos, es obvio que se está refiriendo a mi non grato compañero-. No cabía esperar otra cosa de una persona como él...
Levanto una ceja y la miro con sospecha. No es momento de ponernos a discutir de qué clase de problemas solía meterse su viejo conocido, mucho menos delante de Ángel quien cruza un pie tras otro mientras bosteza exageradamente para recordarnos que sigue ahí.
-No se preocupe, señora Rizé-le grita Ángel-, no tengo otra cama para su hija en mi cuarto. Ya está ocupada.
Mamá se pone tensa de solo imaginarnos lo que él acaba de sugerir: estaré en la misma habitación con dos chicos.
Las venas en el cuello de ella se marcan mientras le dirige un vil vistazo a Ángel.
-Lo que sucede-agrega él-, es que puede dormir conmigo, si le apetece.
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Ángel (Muestra gratis)
RomansaEn su cumpleaños, Azul es llevada a una escuela de verano. Sin embargo, enamorarse de su enigmático profesor podría ser una magnífica tragedia con hechos demás extraños que suceden por la noche.