Capitulo 13

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DISCLAIMER: Los personajes de Naruto no me pertenecen sino a Masashi Kishimoto, yo solo los tomo prestados para crear esta historia.

DISCLAIMER: Los personajes de Naruto no me pertenecen sino a Masashi Kishimoto, yo solo los tomo prestados para crear esta historia

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S a s u k e

¡Maldición!

Detengo mi entrenamiento dispuesto a abrir la puerta y romperle la cara a Naruto ¡Esto tiene que acabar ya! Si vuelvo a escuchar otra sanda de tonterías junto a golpes en la puerta juro que podría incendiar todo este maldito lugar.

—¡Sasuke! ¡Sal de una puta vez o te romperé todos los dientes!

¡Inténtalo!

Me detengo y espero, pero los golpes en la puerta se detienen en seco.

«¡Naruto!» escucho la voz angustiada de Sakura y contengo el aliento. Quisiera verla, escucharla llamarme una vez más, pero no estoy preparado.

Agudizo el oído pero no puedo escuchar más que «Kiba... despertó» y después murmuraciones.

Contengo el instinto de ir a la ventana y verla. Sería demasiado doloroso.

—Te vez realmente idiota, perdedor —dice el engendro a mi espalda. No le presto atención. Siempre aparece cuando Naruto o Sakura están presentes.

Vuelvo al Dojo de la casa que Hiashi compró para mí. «Un hogar digno del líder del Clan Uchiha» según sus palabras.

Comienzo desde el principio el entrenamiento, pero por más que intento concentrarme mi cabeza está en otro lado, con Sakura, imaginando que es lo que pudo haberla angustiado tanto. Tal vez aquel debilucho idiota compañero de Hyūga ha aparecido por fin... tal vez muerto, tan vez no.

—Si tanto te preocupan esos perdedores, deberías ir a buscarlos.

¡Mierda!!

Me volteo y pateo al engendro pero mi pierna solo pasa a través de él.

—¡Hmp! Perdedor.

¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!

~*~

Al final no fue necesario ir a buscarlos.

Media hora después de que Naruto se largará, Ino tocó a mi puerta y me informó que Gondaime me llamaba, así que no me quedó más remedio que acudir a ella como un fiel perro.

En cuanto entro a la oficina de Tsunade noto tres cosas. Lo primero que noto es a Sakura, su fragancia de cerezos combinado con el fuerte aroma del hospital son inconfundibles para mí; lo segundo, es que el inu compañero de Hyūga, bastante más delgado de la última vez que lo vi y ciertamente más débil, me ve con odio puro; tercero, Naruto me suplica con los ojos ¿Por qué? Ni puta idea.

—Cierra la puerta, Sasuke —me ordena Tsunade.

Apretando los dientes obedezco.

—Puedes hablar ahora, Kiba.

Decisiones que dejan marcasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora