H i a s h i
Esquivo a todos en el complejo y voy directo a mi oficina, no quiero que Īguro-san me mire con reproche. El símbolo mi familia es lo primero que veo, recordándome mis obligaciones como patriarca y endureciendo mi alma para poder tomar las decisiones que nos mantenga a todos en la prosperidad.
Me siento frente mi escritorio y tomo la última fotografía familiar en que apareció Hana-san. Tan cálida y amable sosteniendo sonriente a Hanabi por su tercer cumpleaños. Yo estoy junto a ella con una mano sobre el hombro de Hinata. Aún recuerdo ese día como si fuera ayer, Hana-san no podía creer su mala suerte de tener que salir de misión esa misma noche cuando se suponía que al día siguiente iría a dejar flores a las tumbas de Uchiha Mikoto y su hermana, pero ella nunca rechazaba una petición de Sandaime-sama. Habíamos discutido que rechazara la misión, que siendo mi esposa no tenía que volver a la vida shinobi, pero ella al final había suspirado y fingido una sonrisa amable diciendo que ese era el camino que había elegido.
«Volveré» me prometió besando mi mano con ternura .
Nunca lo hizo.
Su equipo había desaparecido en la nada. Cinco semanas después de su partida Sandaime-sama en persona me visitó confirmando su muerte. Uno de los Byakugan de Hana-san había sido encontrado por rastreadores de Suna, su cuerpo estaba descuartizado.
~*~
K a k a s h i
No temo a la muerte.
Ni a la mía.
Ni a la de inocentes.
Pero me aterra ver morir a mis chicos.
El solo pensamiento de regresar un día a la aldea y descubrir que Sakura o Naruto se han ido me provoca pánico, antes igual con Sasuke.
Pero las personas cambian. Yo también.
Después de casi perder a Naruto a manos de Sasuke he reorganizando mis prioridades.
Ya no soy el sensei tratando de salvar a su alumno vengativo. Soy el sensei enseñándole a su alumno atolondrado y alumna soñadora que los pecados se pagan, incluso si tienes que entregar a quien amas.
Todo en esta vida se paga.
Y cuando Sasuke muera no temeré.
Algún día nos volveremos a encontrar en el infierno.
~*~
K i b a
No creo en el cielo ni en la reencarnación, tampoco en el limbo ni el infierno.
Cuando la vida se acaba, se acaba.
No hay nada después.
Siempre lo he creído así.
Pero tal vez estaba equivocado.
Kakashi-sensei dijo que cuando murió en el ataque de Pain vió a su otōsan, que incluso conversaron.
Otōsan no ha venido a verme, después de todo no es más que un cobarde que abandonó a okāsan.
Pero entre esta oscuridad que me rodea un ángel de cabello y ojos castaños me pide preocupada que deje de luchar y me quedé con ella.
Tal vez lo haga.
Relajo todo mi cuerpo y me dejó envolver en la oscuridad mientras escucho al ángel melodioso hablar cosas sin sentido.
Lo siento, okāsan, onēsan, Hinata, Shino, Kurenai-sensei, pienso. Adiós.
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Decisiones que dejan marcas
FanficCuando La Cuarta Guerra Mundial Shinobi llegó a su fin los pecados del último Uchiha no fueron fácilmente olvidados. Encerrado por los ninjas que alguna vez consideró camaradas, libra una batalla interna contra el rencor a aquellos que siguen felizm...