—Se rumorea que eres una Uchiha, la amante de Itachi quién te arrebató tus ojos para que pudieras vivir en el incógnito.
La mujer que seca con infinita ternura el cuerpo de un niño inconsciente, se voltea a ver al intruso con suma frialdad.
El intruso, un joven de piel oscura como el bronce, cabellos albinos como la plata y ojos dorados como el oro, sonríe tan abiertamente que pareciera que las comisuras de sus labios podrían alcanzar sus orejas.
—El miedo tiende a hacer que la inteligencia disminuya —dice la mujer recostando con cariño el cuerpo del niño, cuidando no despertarlo—. Un genio del calibre de Itachi-kun sabría que solo necesitaba un repuesto para sus ojos —la mujer toca el parche de dónde debiera estar su ojo—. Dejar a otro Uchiha vivo hubiera supuesto una posible amenaza si Sasuke hubiera conseguido primero el M. Sharingan Eterno.
El intruso asiente, más convencido que nunca de que esa mujer había sido la amante de Itachi, que era una Uchiha. Solo así tendría lógica que pareciera conocerlo tan bien.
—Haz tu pedido pronto o lárgate, estoy ocupada.
El intruso no lo pensó.
—Quiero que me entrene, quiero ser un ninja.
La mujer, disgustada por petición tan banal, frunce el entrecejo.
—No. Únete a una aldea y no me estorbes.
Y se da la vuelta dispuesta a marcharse pero se detiene cuando el intruso la toma del brazo.
—La recuerdo —dice él. Su sonrisa es imborrable—. Amable y gentil, cuidando del pueblo. Esto no se suponía que sucediera.
Ella tira con fuerza de su brazo y jala al intruso frente a ella.
—Tu nombre —exige.
—Daichi —responde él—. Morí el día en que la luna caía del cielo.
~*~
S a k u r a
Dicen que si quieres a alguien lo dejes libre y si regresa es tuyo ¿Pero qué pasa cuando nunca lo fue y se llevó algo tuyo? Tu corazón ¿Cómo recuperarlo?
Siento la presencia de Naruto atemorizante cubriendo por completo el área, como marcando este lugar como suyo para evitar que algún enemigo se acerque ante su poder. Lo que el muy idiota no se da cuenta es que también da su ubicación a sus enemigos.
—Arigato.
Asiento, agradecida de que me sacara de mis pensamientos, a la madre que ve con alivio desaparecer la cicatriz del rostro de su hija.
—Me casaré en una semana con un importante señor —dice la joven que no debe ser mayor que yo—. Es realmente oportuno que viniera, su familia no hubiera permitido una boda si llevara una cicatriz.
ESTÁS LEYENDO
Decisiones que dejan marcas
FanficCuando La Cuarta Guerra Mundial Shinobi llegó a su fin los pecados del último Uchiha no fueron fácilmente olvidados. Encerrado por los ninjas que alguna vez consideró camaradas, libra una batalla interna contra el rencor a aquellos que siguen felizm...