H i n a t a
El rostro de Naruto-kun adquiere un matiz lúgubre que no creí posible él pudiera poseer. Se ve cansado y perdido... por completo derrotado.
No es el mismo Uzumaki Naruto que esta mañana me visitó.
—Sakura-chan —dice Naruto-kun.
Ni siquiera nota que tras de ella se encuentra Sai-kun encubierto por las sombras.
—Yo saldré de la aldea junto a Sasuke-kun —reitera Sakura-chan—. A parte de ti y Kakashi-sensei, pocos son los que podrían contenerlo. Si intentas detenerme, Sai tiene preparadas a sus bestias para informarle todo a Hokage-sama.
—¡Oe...!
La réplica de Kiba-kun es opacada por la demandante voz de Sakura-chan.
—Yo puedo hacerlo.
Entonces Naruto-kun deja escapar una sorpresiva y silenciosa risa que no llega a sus ojos.
—Lo sé, Sakura-chan. Siempre has sido la única que ha podido contenerlo.
Los ojos de Sakura-chan se opacan al tiempo de asiente y se aleja de nosotros seguida de Sai-kun.
No me atrevo a mirar a Naruto-kun para comprobar que tiene el corazón roto, simplemente le pido entre un leve tartamudeo que haga salir su clon con mi apariencia del complejo en dirección al cementerio.
Todas las piezas ya están en el tablero, y el tiempo apremia.
~★~
—Te vez fea.
Aun cansada y nerviosa como me siento soy capaz de soltar una risita cuando vislumbro a Hanabi-chan entrar a mi despacho radiante como el sol.
—Y tú te ves radiante como siempre, Hanabi-chan —le respondo intentando sonar sarcástica. No funciona.
Ella ríe cristalinamente, sin pena, y se sienta frente a mi contagiándome de su alegría.
—Eres hermosa, nēsan —me dice tomando mi mano al tiempo que me sonrojo—. Pero tienes que cuidarte más. Francamente te vez demacrada ¿Has estado comiendo bien? —me pregunta preocupada—. Los últimos dos meses, desde La Cuarta, te noto... distinta. Casi no pasas tiempo en el complejo, ni siquiera en tu cumpleaños, y por las marcas bajo tus ojos dudo mucho que estés durmiendo bien ¿Has ido al médico?
Intentó alargar su mano para tocar mis ojeras pero la evito sonriendo y con toda la calidez que mis nervios me permiten reunir le digo que estoy bien.
—No tienes nada de qué preocuparte —le digo y parece calmarse un poco. Solo un poco.
Hacía tanto que no hablábamos como verdaderas hermanas, que ni siquiera había notado que lo extrañaba sino hasta que volvimos a aquellos viejos hábitos de simplemente preguntarnos cómo ha ido nuestro día.
ESTÁS LEYENDO
Decisiones que dejan marcas
FanficCuando La Cuarta Guerra Mundial Shinobi llegó a su fin los pecados del último Uchiha no fueron fácilmente olvidados. Encerrado por los ninjas que alguna vez consideró camaradas, libra una batalla interna contra el rencor a aquellos que siguen felizm...