24.Fuego

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- ¿Constantine? -suena la odiosa de la señorita Messina.

Joder, ¿es en serio?

Empujo un poco a Constantine de su definido pecho. Dios ¿por qué esta tan bueno? Por un momento me quedo embelesada observándolo hasta que él me agarra de las caderas para bajarme del escritorio y vuelvo a la realidad. Se aparta y comienza a recoger toda la ropa que dejamos tirada por ahí. Me pasa mi ropa y él se pone su bóxer.

-Ahí hay un baño-dice apuntando a una puerta que hay en el lado izquierdo de la oficina.

Yo solo me limito a asentir y me dirijo al ya mencionado baño. Cierro la puerta con llave cuando entro y acomodo mi ropa en el sanitario, con la tapa cerrada claro. Busco mis bragas, pero no las encuentro por ningún lado. Busco por el baño para ver si se me cayeron mientras entraba, pero nada. Joder, ¿será que se quedaron afuera? No por favor no. Aprieto mi dedo pulgar y lo suelto por repetidas ocasiones haciendo un vano intento de tranquilizarme.

Desde aquí escucho como la señorita y mi jefecito hablan, pero no tengo ni idea de que es lo que hablan y tampoco es que sea una chismosa extrema como para interesarme en lo que hablan.

Me quedo parada como estúpida unos minutos y decido que me debo vestir al menos con la ropa que tengo aquí. Me pongo el sostén y la camisa intentando alisarla lo más posible, aunque resulta ser en vano, sigo con la falda y pues los tacones pueden esperar.

Me siento en el sanitario y me quedo esperando hasta que la señorita Messina se vaya. Comienzo a pensar sobre todo lo sucedido anteriormente y me doy cuenta de que casi pierdo mi virginidad en un escritorio y con mi jefe, aunque lo segundo no importa mucho ya que el hombre esta para comérselo. Escucho como cierran la puerta y momentos después Constantine abre la puerta y alza una de sus manos mostrándome mis bragas.

-Gracias-me pongo roja, los cojo y me los pongo rápidamente sintiendo la mirada de él en mí.

Salgo con mis tacones en la mano y cuando estoy a punto de abrir la puerta Constantine me jala de la mano, coge mi cara entre sus manos y me besa. Eso me sorprende y me quedo un momento sin moverme, pero rápidamente me recupero y le devuelvo el beso que poco a poco comienza a subir de tono. Baja sus manos acariciando mi cintura y termina rodeando mi cintura con sus brazos y acercándome más a él, yo dejo caer los tacones y pongo mis brazos en su cuello y toco su cabello. Sé que si no paro esto vamos a terminar en la misma posición que antes.

Nos separamos por falta de aire y nos quedamos un momento recuperándonos, cuando me recupero empujo un poco a Constantine.

-Debo volver a trabajar, con permiso-salgo de la oficina sin esperar su respuesta con una sonrisa de estúpida, cierro la puerta y me coloco los tacones rápidamente.

Decido ir al baño y terminar de arreglarme. Cuando llego me doy cuenta de que el labial lo tengo corrido y que mi ropa esta arrugada. Intento alisarla lo más que puedo, me quito el labial y me peino un poco, me veo de nuevo en el espejo de cuerpo entero y ahora si estoy más presentable.

Salgo del baño y voy a mi escritorio. Joder, ¿cómo es que llegamos a eso? Comenzamos discutiendo por mi bocota y terminamos casi teniendo sexo y yo perdiendo mi virginidad en un escritorio. Dios.

Comienzo a hacer mi trabajo y cuando lo termino se lo envió al correo a Lombardi para que lo revise y le dé el visto bueno. Hago unas llamadas a unos socios para concretar reuniones y decido tomar un pequeño descanso ya que llevo como 5 horas y media sentada.

Voy a la barra donde está la cafetera y me sirvo un poco de café con leche y medio sobre de azúcar. Muevo la cabeza de un lado a otro y la giro un poco en circulo ya que estoy cansada.

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⏰ Última actualización: Jul 02 ⏰

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Mi jefe, Mi demonio||PAUSADA Y EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora