Cada hombre y mujer en el mundo, cuando faltaba poco para conocer a su destinado. En su brazo izquierdo se hacía notar la primera frase que decía el otro. De tal forma que se dieran cuenta que eran.
Parecía incluso mágico y perfecto. Pero no siempre conocías a tu destinado.
Erik no creía que él lo conocería.
"Haaagh ho, hag, hag, no, no diré nada"
Estaba escrito en su brazo desde hace dos dias. Era una frase extraña. Deberia estar feliz. Pero, no podia estarlo.
Estaban en guerra. Luchando.
El General Lensherr miro el mapa encima de la mesa. No podía concentrarse en el próximo ataque.
Gruño molesto. Antes quiso conocer a alguien y tener una familia. Pero, ahora no podia. Ese mismo lugar era muy peligroso aunque estuviera resguardado.
Entonces entendió que lo mejor que podía hacer era olvidarse del asunto por ahora. Quizá nunca conoceria a ese alguien especial.
Aunque debía admitir que tenía curiosidad. Tal vez era alguno de sus soldados. Algún hombre en ese lugar que había visto pero jamás cruzado palabras. Tal vez un anciano por las primeras letras. Eso lo perturbaba. Que significaba esa frase.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la puerta abriéndose.
Erik miro como el oficial Howlett entro por la puerta.
_ General. Permiso para reportarme.
_ Permiso concedido.
_ Esta madrugada atacamos una cabaña donde habian quince soldados y un capitan enemigos. Matamos a los soldados. Y el capitan fue traído. Ahora mismo esta siendo interrogado.
_ Muy bien. Puede retirarse oficial.
Erik se sentía un poco feliz. Un capitan tenía bastante información que ellos podían utilizar a su beneficio.
(...)
Charles sabia que este posiblemente era su fin. Lo habian preparado para morir. Pero, no queria hacerlo.
Su cabeza trataba de liberarse. Una mano lo sujetaba del cabello para mantenerlo bajo el agua.
Quería pedir misericordia a su Dios. Pero, se sentia tan mal. Que no podía pensar en nada mas que el poco oxígeno que quedaba en sus pulmones.
La mano tomo el cabello de Charles y lo saco del agua.
_ ¡Ah!
Chillo Charles.
_ Ahora si bastardo. ¿Quieres colaborar?
Charles trato de respirar lo mas posible.
Un golpe en su costilla hizo que sus piernas flaquearan.
Los hombres lo tomaron con firmeza del cabello y lo volvieron a hundir en el agua. Sentia que pronto se iría.
Tenía una herida de bala en su brazo, le dolía demasiado. La sangre seguía saliendo en delgadas lineas.
Sus pulmones exigían oxígeno.
Una vez mas su cabeza fue sacada del agua. Pero esta vez lo dejaron caer al piso mojado. Dejo sus manos en el piso, para luego sacar el poco agua que había ingerido.
_ Haaagh ho, hag, hag, no, no diré nada.
Dijo Charles antes de poder respirar de nuevo. No era un traidor. No traicionaria a su país.
Su cabeza se sentia mareada. Cayo al piso, casi inconsciente.
_ Es lo que imagine.
Dijo una voz gruesa. Una sombra cruzaba la puerta de la oscura habitación de tortura.
Antes de que Charles se desmayara, sintió una punzada a su brazo. Donde estaba la escritura.
No podía creer donde había encontrado a su destinado.
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