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Erick continuó murmurando, Christopher ya se había acostumbrado bastante, así que se concentraba en la música que se escuchaba por el único audífono en su oreja, ignorando las miradas extrañas que Kevin comenzó a dedicarle al otro por el espejo.

No podía esperar menos, luego de más de una hora y media de viaje y que el chico continúe haciendo lo mismo.

A su lado, Christopher notó a Erick cabecear de sueño, con los ojos pequeños por el mismo.

— ¿Quieres dormir? — le preguntó el mayor.

Erick negó.

— Falta bastante para regresar a casa— habló Kevin, metiéndose en la conversación—. Tienes como una hora para descansar.

Erick volvió a negar.

Si de-jo de ha-blar... Per-deré— se explicó el pelinegro con torpeza, hablaba en tono cansado, como si le hubiera agitado haber dicho unas cuantas palabras juntas.

— ¿Perder? — preguntó el mayor, mirando confundido al chico por el espejo.

Mí voz— Erick parecía preocupado—. No ten-go que de-jar de ha-blar.

Kevin no sabía qué decirle, así que miró a Christopher esperando que a él se le ocurriera algo.

El mayor acarició su cabeza con cariño.

— Bebé— lo llamó, Erick se volteó hacia él, dejando que su novio acariciara su mejilla—. Si quieres dormir, duerme. Verás que tu voz va a seguir allí.

Erick negó con ganas.

— Si no está, la buscaremos de nuevo, ¿Bien? — habló Christopher con suavidad, de sólo pensar en eso Erick se ruborizó completamente, escondió su rostro entre sus manitos, avergonzado de los recuerdos.

Christopher no pudo evitar reir por el gesto del chico.

— Ya, tranquilo— le habló el mayor de nuevo, acomodó la cabeza de Erick sobre su hombro, dejando un beso en su coronilla—. Si quieres dormir, no te preocupes.

Christopher tomó la mano de Erick, entrelazando sus dedos, dejando caricias con su pulgar sobre el dorso de la pequeña y adorable mano de su novio.

Kevin los miró con ternura, y no pasaron diez minutos que Erick ya respiraba con tranquilidad, sumido en el mundo los sueños, apoyado cómodamente en el hombro de Christopher.

Varios kilómetros después, el mayor preguntó:

— ¿Cómo es eso de que encontrarán su voz de nuevo?

Christopher alzó la vista de su celular y miró con cierto pánico a los ojos que lo escrutaban.

— Secreto profesional, lo siento.

Mute ~ Chriserick Donde viven las historias. Descúbrelo ahora