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Pasaron los minutos y Erick seguía sin poder dejar de llorar, ignoraba las palabras de Christopher que intentaban calmarlo.

El mayor comenzaba a preocuparse un poco.

— Vamos a lavarnos, Erick— dijo, antes de cargarlo, con los brazos del otro rodeando su cuello y las piernas abrazando su cintura.

El baño era amplio, con una ducha especial para Joel, y una silla de plástico donde el castaño se sentaba para no dañar la silla en la que se movía; y que Christopher usó para sentar a Erick.

Bañó el cuerpo de su novio primero, sus sollozos se habían calmando pero seguía dejando fluir lágrimas.

Al terminar lo miró dedicándole buena pequeña sonrisa.

— ¿Estas bien?

Erick asintió, murmurando, no lo había dejado de hacer desde que habían acabado, Christopher comenzaba a fastidiarse con eso, pero no podía culparlo, así que no dijo nada.

— Me duchare rápido y saldré. ¿Quieres ir al cuarto y vestirte?

Erick volvió a asentir, Christopher dejó un beso en su frente antes de que levantara, saliendo del baño. 

Cuando terminó la ducha, se sorprendió al ver que Erick, además de hacer lo que  le había  dicho, había ordenado toda la ropa que habían tirado y había sacado las sábanas manchadas.

— Hay que decirle a los demás— dijo Christopher, ya vestido, refiriéndose a la ya no-mudez de Erick.

Tomados de las manos, salieron de la cabaña, con intención de ir hacia el comedor, o a donde vieran gente.

Quizás para su desgracia, la primera persona que encontraron fue Yoandri, quién se había quedado esperando en el comedor, mirando por la ventana hacia las cabañas, a que ambos chicos terminaran, y al verlos salir había ido corriendo hacia ellos.

— ¡Mierda, Christopher! ¿Qué eres un vampiro? — habló, aún a unos metros de distancia, podía distinguir las marcas en el cuello de Erick, sobresaliendo del cuello de su remera.

Parecía que iba a decir algo más, pero frunció el ceño al ver los ojos enrojecidos por el llanto  de Erick, y sólo le tomó unos segundos más en captar los murmullos que el pelinegro decía.

— ¡Erick! — gritó con felicidad, abrazando al chico— ¿Qué pasó? ¿Puedes hablar? ¿Puedes decir Yoandri? Yoo-aandrii.


Yoan-dri.

Erick rió, por primera vez, para pedido de ambos, una risa dulce y tierna, llena de felicidad.

— Oh, Christopher no llores, marica.

— Tú también estás llorando, marica.












A little aclaración: Todo lo que dice Erick sigue estando en cursiva (esta letrita) porque no puede pronunciar bien los sonidos (imaginen que habla como un niño pequeño).

Mute ~ Chriserick Donde viven las historias. Descúbrelo ahora