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Cuando llegaron a la ciudad, el señor Erito condujo directamente hacia el consultorio médico de la última vez, estando todo tal y como lo recordaban.

La señora Daysi bajó del auto para entrar al lugar directamente, dejando a los dos chicos descansando en el asiento trasero, y al padre de Erick aún al volante, quien apagó el motor.

El doctor había dicho que los atendería en cuanto vinieran, y si estaba atendiendo a otra persona, terminaría con esa consulta y luego pasaría a ellos, pero no harían ninguna fila de espera.

Erick se despertó perezosamente, viendo hacia afuera.

La sonrisa de Christopher lo distrajo, y sonrió un poco también.

— Estás durmiendo mucho últimamente, Erick— comentó Christopher, revolviendo un poco sus cabellos—. ¿Duermes mal o algo?

Christopher creyó notar la mirada del señor Erito por el espejo retrovisor, pero el hombre se movió rápido para asegurarse. 

Erick negó.

Cansado— dijo, simplemente.

Christopher notó el puchero en sus labios y el rubor de sus mejillas.

— ¿Te duele la cabeza?

Erick asintió.

Christopher acercó sus manos a su frente, sintiendo la temperatura, hizo una mueca.

— Tienes fiebre— murmuró, Erick pareció sentir más dolor con escuchar esas palabras, e hizo una mueca que hizo a Christopher correr su mano.

Un golpe en la ventana hizo que ambos voltearan, encontraron a la señora Daysi haciendo señas para que bajaran.

Aún adormilado, Erick se sostuvo bastante de Christopher camino hacia el consultorio.

Christopher miró hacia atrás, viendo que la señora Daysi ya no estaba a su lado, notando que estaba hablando un momento con su marido.

Mute ~ Chriserick Donde viven las historias. Descúbrelo ahora