Sesshomaru y Kagome

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Un humano y un youkai eran seres completamente distintos. Kagome junto a Sesshomaru se veía pequeña y débil, pero sus azules ojos irradiaban bravura, de esa que no se doblega ante nada.

—Ah.

Con una sola orden Ah corrió a pagar un aro.

—¿La princesa quiere esa horquilla?

Volvió a preguntar, los youkais a su alrededor de reunieron, no esperaban que su príncipe heredero aparecería en un festival así. Era una oportunidad única en la que se arriesga el pellejo. La chica por su parte sonrió, si fuera una flecha podría darle, pero era un aro. En eso alguien se abrió paso entre la multitud y compró otro aro.

—Este Príncipe ama los retos y si una dama hermosa desea una horquilla, bajarle la luna tampoco es problema—. Koga se acercó a Sesshomaru desde atrás.

—Entonces debo unirme —, dijo la tintineante voz de Byakuya. Tres príncipes de tres países distintos estaban por competir en una simple lucha de lanzamiento de aros—. Su Alteza Kagome, por favor sea la mediadora.

Bankotsu frunció el entrecejo molesto. Esos príncipes eran molestos y Kagome atrajo a muchos. El poder detrás de Kagome era grande, su familia, sus habilidades, su influencia, su riqueza, todo eso era deseado por otros, incluso su belleza.

—Vaya, mi pequeña hermana sabe divertirse—, dijo Kikyo seguida de InuYasha y los príncipes de Heisei.

—La hermana mayor sabe que uno todavía es joven...

Kikyo estaba llamando a Kagome la belleza que atrae el desastre de forma indirecta, el corazón de la chica se estrujó, su hermana estaba abierta a arrojarle piedras estando abajo. Era triste y no sabía por qué era así.

—Es normal que los hombres de cualquier raza sepan apreciar las flores, Princesa Kikyo—. Explicó Byakuya entre risas con una mezcla de burlas.

—Además estamos en un festival, cualquier excusa es buena para divertirse y ganar elogios de las damas hermosas—. Koga agregó sin apartar la mirada ardiente de Kagome. Cada vez que miraba a la chica se le antojaba más.

—Procedamos... —Sesshomaru se paró tras la línea de meta con sus otros dos contrincantes, el youkai incluso les dio la ventaja, pero Koga y Byakuya lanzaron los aros casi al mismo tiempo uno detrás del otro.

Sesshomaru vio a los otros lanzar sus aros, arrojó su aro con tanta fuerza que desvió los que le precedian e incluso la ráfaga cortante partió una parte del poste. La audiencia estaba asombrada. Koga apretaba los puños y Byakuya tenía una sonrisa incómoda. ¿Podía un aro de madera ser tan letal?

La horquilla cayó en picada y desapareció en el aire para aparecer en la mano de Sesshomaru. Luego la arrojó al aire despreocupadamente y volvió a desaparecer para aparecer en el peinado de Kagome. La chica sabía que Uh se confabuló con su amo para esto.

—El príncipe heredero es muy habilidoso—dijo Kuranosuke apretando los dientes, sabía que si competía por Kagome solo se avergonzaría a sí mismo.

Koga dio la vuelta visiblemente molesto, Ginta y Hakkaku trataban de seguirle el paso.

—¡Esperenos su Alteza!

Los pobres diablos empezaron a seguir una nube de polvo. InuYasha vio a Kagome recibir un favor de su hermano y se sorprendió. La única explicación lógica era que su hermano estaba detrás del poder e influencias de Kagome, pero seguía pareciendo raro.

La multitud al sentir la tensión se fue marchando, Kagura apareció y cuando se acercó lo suficientemente únicamente Sesshomaru entró en sus ojos.

—Saludos al Príncipe Heredero—, dijo al inclinarse.

—Princesa Kagura.

Sesshomaru dio la vuelta y se acercó a Kagome. Kagura se molestó por ser ignorada, pero Byakuya le tomó la mano y se la llevó.

—La noche es tranquila, este Príncipe invita la cena en el Edificio de la piedra lunar.

El edificio de la piedra lunar era el mejor restaurante de Sen, y su dueño y propietario era Sesshomaru, por tal razón atendía a personajes nobles. Tenía seis pisos y las habitaciones del último piso eran exclusivas de Sesshomaru. El administrador al ver a Sesshomaru entrar fue todo sonrisas.

—¡Calienta el vino! —, ordenó a los sirvientes a su lado.

Con asombro vio a la belleza detrás de su amo, era una pequeña jovencita hermosa, dudaba que fuese humana con semejante belleza. Bankotsu al verlo chasqueó la lengua atrayendo al administrador y apartando la vista de la belleza.

Sesshomaru también notó la mirada del administrador y agregó: —Prepara una habitación en el quinto piso para el resto.

Obviamente el resto eran los que acompañaban a Kagome, incluyendo a Uh.

—Su Alteza, eso...—Akitoki iba a protestar.

—Está bien, Akitoki—. Kagome subió las escaleras con Sesshomaru—. Que Yuka y Eri suban mis comidas.

El administrador se molestó un poco por la impertinencia de Kagome pero un vistazo a Sesshomaru y encontrarse con su fría mirada lo hizo cambiar de idea.

—Jaken, sabes que hacer.

—Sí, amo.

Jaken dio la vuelta y siguió al administrador con Yuka y Eri, el resto subían al quinto y sexto piso respectivamente. Cuando llegaron a la mesa y tomaron lugares, un silencio sepulcral se mantuvo en el lugar.

—¡Retirence!

Con esta orden muchas sombras abandonaron la sala. Ella sonrió. Los guardias ocultos de Sesshomaru era buenos.

—Retirence...—Susurró Kagome. Tres sombras abandonaron el lugar. El youkai arqueó una ceja.

Una vez solos, entraron Yuka y Eri seguidas de Jaken con varios platos y una jarra de vino.

—Es vino de ossmantus, es muy dulce, fragante y su contenido de alcohol es bajo—. Explicó Jaken.

Kagome se ruborizó y al estar al fin solos no se fue por las ramas y directamente preguntó a Sesshomaru.

—¿Qué quiere su Alteza de ésta princesa?

El youkai la observó con tranquilidad y antes de contestar las marcas anteriores aparecieron, Kagome las vio y apartó la vista lo que alertó a Sesshomaru.

—Estas marcas... —empezó—. Son mi herencia youkai. Indican el linaje imperial, también por el numero de marcas se determina la fuerza. Mientras más marcas aparezcan en un youkai, más poderoso será, por esa razón deben permanecer ocultas, para no revelar mi potencial.

A la chica casi se le cae la taza de vino de las manos.

—Pero... yo... —No sabía como responder a Sesshomaru, no era su culpa que expusiera sus preciadas marcas—. No tiene que ver conmigo.

El youkai tomó una copa de vino y Kagome se moría por saber qué iba a contestar.

—Esto sólo pasa cuando estoy cerca de ti, Kagome... No entiendo muy bien la razón. Desde que bebí tu sangre he tenido fuertes deseos de poseerte.

 Desde que bebí tu sangre he tenido fuertes deseos de poseerte

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Y aquí la princesa quedó en blanco. Era la primera vez que alguien le declaraba directamente sus intenciones.

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