Naraku, Kikyo y Naki

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— ¿Puedo preguntar como te sientes con el compromiso de tu hermana?

Naraku estaba tomando el té junto a Kikyo en uno de los jardines del Palacio de Kagura. Habían pasado diez años desde que su extraña relación comenzó. En esos diez años lo puntos de vista que antes los separaban ahora los unían.

— Kagome tiene ahora diez años, ella ha recibido una carta de matrimonio con el noveno príncipe de Sengoku, InuYasha.

Naraku suspiró, Kikyo había evadido su pregunta.

— Cuando te conocí eras la única princesa de Edo, ahora hay una pequeña molestia merodeando cerca de ti, ¿Cómo planeas deshacerte de ella?

Kikyo detuvo sus movimientos y lentamente bajó su taza de té. Eliminar a Kagome... nunca había considerado esa posibilidad, ni siquiera la vería, Kagome era su hermana relacionada por la sangre, su única hermana. Es cierto que debido a Naraku tuvo desacuerdos con su padre emperador y este decepcionado pidió criar personalmente a Kagome, que era una bebé. No entendía los recelos de su padre cuando Naraku era solo un amigo en ese entonces, las cosas ahora eran distintas.

— Es mi única hermana, no ensuciaré mis manos con su sangre. Y tampoco debes hacerlo tu.

— Eres toda una hermana mayor, Kikyo. ¿Acaso no sabes lo que el compromiso de tu hermana implica?

— Por supuesto que lo sé. InuYasha es el hijo favorito del emperador Touga Taisho. Aunque no herede el trono, tendrá múltiples beneficios.

— ¿No has pensado que es raro que la hermana menor se case antes que la mayor? Aplica lo mismo para los perros.

Naraku llamó a una sirvienta para que trajera más bocadillos.

— ¿Crees que mi padre ya tiene arreglado mi compromiso?

— Lo creo —, asintió de forma elegante. —También creo saber quién es el candidato. Los Higurashi se casan a los 35 años, que es la edad correcta para pensar en matrimonio, similar a los 15 en edad humana normal. Tú estás más cerca de esa edad, tu padre sin duda rechazará mi petición aunque ofrezca todo Jidai en el proceso.

Un leve sonrojo adorno las blancas mejillas de la sacerdotisa.

— ¿Todavía sigues en eso? ¡¿Sabes que si mi padre tiene otro hijo y resulta mujer, será mi deber como primogénita ascender al trono?!

— ¿Estas completamente segura de ello? Sé que los Higurashis solo pueden engendrar tres hijos a lo máximo cuando ambos padres son benditos. Y las 5 bendiciones son heredadas a miembros de la familia imperial... ¿Por cierto, que hacen con las ramas secundarias que poseen cinco bendiciones, como lo serán tu y Kagome si nace un heredero?

Kikyo volvió a suspirar.

— Hay un ritual que la familia imperial hace cuando un nuevo emperador es coronado. Es el ritual de renuncia. Los Higurashi que pasan por ese ritual pierden una bendición, esto no afectará su vitalidad, pero ya no podrán vivir en el Palacio de la montaña, ellos obtiene títulos de príncipes o princesas, un rango debajo de los príncipes imperiales del nuevo emperador.

— Hmm, un ritual de renuncia, ellos te obligarán a renunciar si nace un heredero. Es posible que el candidato que tu padre tiene para ti sea Sesshomaru.

El jardín se llenó de un aire sombrío.

— ¡¿Porque lo dices?!—preguntó Kikyo con una mirada llena de desprecio.

— Porque eres mujer y tu padre te ha abandonado. Si fueras tu padre a quien le darías tu trono, a la hija mayor que te decepcionó o a la pequeña que ha criado con esmero como si fuera su heredero. Aunque Kagome es inferior a ti en algunas cosas eso ocurre porque su poder es desbordante y no sabe controlarlo. Una vez ella aprenda a controlar esa cantidad excesiva de energía espiritual, será tu igual, o mejor que tú, querida Kikyo.

La joven se levantó de un salto y camino rápidamente en dirección a la salida. Aunque llevara prisa, su pasos y porte eran los correctos para una princesa.

— ¡Kikyo! ¡Me he equivocado, regresa!

Naraku la tomó de la muñeca.

— ¡Suéltame, Naraku! De ahora en adelante seremos como el agua de río y el agua de manantial. ¡Nunca nos cruzaremos el uno con el otro!

—¡Me he equivocado, Kikyo! ¡No te vayas! No hagas lo mismo que en el pasado y me dejes esperando tres años por ti. Mi querida Kikyo, no me dejes...

—Naraku... eres el causante de la decepción que mi padre tiene de mí. Y no cambiaría eso, nos juzgaron mal cuando nada ocurría entre nosotros pero ahora es distinto... Sabes que si recorremos este camino, la única forma de sobrevivir es estando juntos.

— Lo sé y por ello estoy seguro que tu padre te va a comprometer con Sesshomaru, estoy seguro que a la primera sospecha de traición por tu parte no dudará en matarte, y más si sabe que ya eres de otro. Por eso debes quitarle el prometido a tu hermana, será más fácil deshacerse de un InuYasha, que de un Sesshomaru.

— ¿Quieres que me case con otro que no seas tú? ¡No quiero!

— ¡Padre!

Kagura entró atraída por la conmoción y vio a Naraku sosteniendo a Kikyo cerca de su pecho con la muñeca apresada por su mano.

— Yo...

Un tentáculo golpeó a Kagura mandando a la chica a volar unos metros.

— Sabes que mientras estamos dentro tienes prohibido llamarme 'Padre', ve al salón de castigo y recibe 100 azotes por esto.

La mujer cercana a Naraku estaba acostumbrada a su lado cruel. Después de todo los 'hijos' de Naraku eran en realidad extensiones, creadas a partir de partes de su cuerpo, aunque tenían conciencia propia e identidad al final no eran más que esclavos de su amo, aún en contra de su voluntad. Los únicos que sabían la verdad sobre sus extensiones eran Naraku, la vieja niñera y Kikyo. Las concubina que trajo para aparentar el 'nacimiento' de sus hijos fueron asesinadas una vez cumplieron su rol.

— ¿Y si ella venía a entregar un mensaje?

—Puede que sea de Hakudoshi. Lo veré después. Lo importante ahora...

— ¡Quieres que me case con otro!

— ¡No lo quiero! Me desagrada la idea de que otro te tenga cerca... incluso ese guardia tuyo, Suikotsu. Pero debemos montar la obra para que otros la vean, si te casas conmigo siendo yo un príncipe, nos tendrán en la mira. Es mejor dejar toda la atención en Sengoku.

Kikyo suspiró otra vez, ella solo quería tener su lugar como antes. Que su padre creyera en sus palabras, es cierto que tenía cenas secretas con Naraku, y en todas ellas disfrutó de charlas inteligentes y buenos consejos por parte del youkai. No esperaba que a ojos de otros esto se viera como un romance prohibido.

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Cinco años después. Seis meses después del banquete de bienvenida por el nacimiento de Souta.

Capital Sen

— En una semana es tu boda...

— No deberías estar aquí...

— Mi buena niñera me ha contado sobre tu situación. Fue buena idea dejarla contigo, Urasue es una de mis personas de confianza.

— Si, ella misma ha diseñado un plan para el día de la boda... No esperaba que...

—...

—... No esperaba que resultaría de esta forma... ¡Si ellos descubren que...!

— No lo harán, tu aroma está sellado y Urasue usará tu sangre para confundir al perro, todo saldrá bien, ese idiota pensará que es el vino y creerá que ha dormido contigo, si todo sale bien nuestro hijo nacerá a salvo.

Kikyo mordia su uña nerviosamente. Aunque Naraku le aseguraba esto, a la hora de la verdad todo podía salir mal.

— No los dejaré esperar mucho, ni a ti, ni a Naki. No dejaré que InuYasha crie a mi hijo...

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⏰ Última actualización: Oct 01, 2020 ⏰

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