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Me encantan estos días de sol, me hacen sentir más feliz de lo que estoy, así como oír a los pajaritos cantando me gusta.

En este momento me encuentro caminando hacia mi escuela, apenas voy a la primaria pues tengo 12 añitos.

Ir a la escuela me gusta mucho, ahí puedo ver a mi mejor amigo Raptor, el siempre me consuela cuando mi familia se pelea.

Camino con mucho cuidado hacia mí institución, ya que voy solo y mi amigo me a dicho que hace poco secuestraron a un niño, ¿Cómo lo sabe el? Pues es hijo del director de nuestra escuela.

Solo falta una calle y llego a mi escuela, la verdad es que hoy se que va a ser un buen día.

—¡Flex!— saluda Raptor abrazándome fuertemente.

—Hola— digo correspondiendo al abrazo.

El y yo llevamos años de muy buena amistad, de hecho nos conocimos un 14 de febrero, de hace tres años, cuando teníamos cinco y eso fue gracias a que mi madre me llevo a un parque de diversiones, para festejar que estamos en familia (en ese entonces mi padre era bueno con ella) y en la zona infantil me encontré con un niño llorando porque había perdido a su mami, me sentí mal y lo ayude, luego nos volvimos cercanos y pues hasta ahora la amistad nunca tuvo problemas.

En fin, raptor y yo vamos en la misma aula de estudio, en los tres años que nos conocemos es la primera vez que nos toca juntos.

—Oye Flex, mi padre me dijo que si me podía sentar donde quisiera, pero que si me encontraba haciendo relajo me iba a cambiar, pero hasta atrás y solo— declaro Raptor diciendo lo último con tristeza.

—No te preocupes— lo anime— Trataremos de no reírnos por cualquier tontería— le sonreí para transmitir confianza, lo cual logré, ya que me regreso una sonrisa sincera.

—Bien, vamos o si no, mi padre me regaña— dijo para después agarrar mi mano entrelazar nuestro dedos y correr hacia el salón.

No se porque pero sus acciones me hacen sentir como un revoloteo en mi estómago, y sentirme un poco caliente de mis mejillas.

¿Qué será esto que siento?