CAPÍTULO 7

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    — Ella lleva las fases de la luna alrededor de su cuello y el cielo nocturno como un vestido.

                    By Ron Israel.

Astrid, seis meses antes de la tragedia.

La gente habla mucho de Victoria últimamente.

Sé ha vuelto una especie de celebridad, y aunque las chicas griten abiertamente su odio hacia ella. En el fondo se mueren por ser ella…

La verdad es que a los chicos les da igual lo que ella haga, está buena y eso es lo único que les importa.

Porque siendo honestos, los chicos son más relajados que las chicas, y en este tipo de cuestiones siempre se mantienen neutros. Evitan el conflicto y se olvidan pronto de él, sobretodo si tiene que ver con una chica ardiente como Vic.

Por mí parte, puedo decir que soy el punto medio entre Victoria y Aldana. Antes de la pelea éramos buenas amigas y después de eso seguí siendo amiga de ambas. Fue difícil al principio poder mantenerme al lado de las dos, puesto que se cerraron con sus posturas. Pero lo logré, y heme aquí luchando por no perder a ninguna.

—Creo que este vestido me resalta muy bien el trasero—dice Victoria orgullosa.

—Es un hecho—respondo algo distraída. Pienso en la infinidad de tareas que tengo y sin embrago estoy aquí con Victoria ayudándole a escoger vestidos para su cita.

No puedo evitar pensar en los viejos tiempos, cuando éramos Aldana, Víctoria y yo.

El trío de oro.

Y ahora las dos son enemigas declaradas a muerte y yo el intermediario entre ambas. La cabeza quiere volarme a ratos. Apenas si tengo la libertad de hablar sin incomodar a la otra y las salidas son de lo peor porque si salgo con una, la otra se siente traicionada.

—¿En qué piensas tanto querida?— pregunta Victoria chasqueando Los dedos frente a mí para captar mi atención.

—En llamas de colores–respondo con una sonrisa forzosa.

—A veces tu ternura me saca de quicio—responde poniéndose labial rojo vino con una delicadeza que asombra.

—No soy tierna—respondo enojada, haciendo puchero. Victoria se da la vuelta para mirarme con más atención. Luego de examinarme unos segundos vuelve a aplicarse el labial.

—Dios tierna es poco, eres adorable, maldición—dice con un tono que me confunde, parece sarcasmo mezclado con admiración.

—¿Tú crees?—pregunto porque no sé qué más decir.

—Si querida, todo lo que emana de ti es azúcar, bombones y muchos colores.

—Creo que mi aura anda algo confundida últimamente, yo quiero reflejar algo mas atractivo que la dulzura—me quejo haciendo puchero nuevamente.

—Otra vez lo del aura, querida tu actitud es lo único que deberías cambiar. Ningún chico va querer llevarte a la cama si sigues siendo un terrón de azúcar. Solo van a verte como a una hermanita menor—responde ella riéndose con un toque de maldad.

— Tal vez no quiera que me lleven a la cama—respondo molesta.

—Claro, ¿por qué lo quería una mojigata como tú?—pregunta con saña.

—Es verdad, soy una mojigata pero al menos….

—¿Al menos qué?—pregunta Victoria retando me a desatar su ira.

—Nada, la verdad es que fuiste demasiado cruel conmigo. Pero eso no significa que yo deba ser igual contigo—contesto con mucha honestidad.

—Astrid yo lo siento—dice Victoria arrepentida. Entonces veo por primera vez en mucho tiempo a la Victoria del pasado—no quería herirte, a veces se me olvida que no tengo que ser una perra con todos – y volvemos a la nueva Vico.

Catarsis Teñida De Carmesí [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora