CAPÍTULO 5

100 42 9
                                    

    —Dijiste que mirarías conmigo la luna, lo único que sé es que no pude quitarte los ojos de encima.

                   By Ron Lorent

TEO, SEIS MESES ANTES DE LA TRAGEDIA.

Hay pocas cosas que permito que se salgan de mi control.

Poquísimas.

Una de esas cosas son mis encuentros íntimos con Victoria. No recuerdo con exactitud cuando fue que perdí el control sobre ella y lo que me hacía sentir. Solo sé que ahora no puedo tenerla lejos por más de una semana y que cada vez ando buscando una nueva excusa que justifique que me regale un poco de su tiempo.

Ella me dice que las excusas no son necesarias con lo que tenemos, tiene razón, pero las excusas no las quiero para que nos veamos, las necesito para alargar el tiempo que se queda a mi lado.

La conocí rota y vulnerable, fue por eso que creí que podría dominarla. Sin embargo, ahora es tan fuerte e imponente que ha logrado someterme a su gusto y antojo.

Ella no tiene ni idea, pero yo estoy dispuesto a hacer lo que sea por ella si eso significa que después de tener sexo va quedarse a mi lado escuchando lo que tengo que decir.

—¿En qué piensas?— me pregunta Vic con curiosidad mientras se acomoda el cabello para echarse a mi lado.

—En el gimnasio—respondo sin darle mucha importancia a la conversación.

—Ah… —responde ella con poco interés y mucha indiferencia—te espera un día largo. Será mejor que me vaya.

La miro sorprendido, trato de poner una cara de póker, bien sabemos ambos que en el juego del amor pierde el que demuestra primero.

Hago una mueca, no puedo evitar disimular el disgusto que me produce su partida.

—¿Estás segura?—pregunto intentando sonar casual.

—Si—responde ella muy segura, me mira a los ojos con esa ferocidad que me apasiona y me provocan unas ganas locas de besarla.

—¿Qué harás?—le pregunto otra vez en un tono “casual”.

—Tengo que reunirme con unos amigos, tengo que ir de compras y más tarde tengo una cita—responde ella mientras se abrochar las bragas, y busca el resto de su ropa en el suelo.

Mi cabeza se ha quedado dando vueltas sobre la palabra “cita”, siento el peligro que esa palabra representa para nosotros y tiemblo con la idea de que podría enamorarse de alguien que no soy yo y estas tardes con polvos tan intensos podrían acabarse.

No puedo permitir que ella se enamore…. No podré tolerar verla feliz al lado de alguien que no sea yo.

Dios, soy tan egoísta a veces.

Y también lo suficientemente cobarde que tampoco podría decirle lo que siento por ella. Y aunque se lo diga lo más seguro es que ella no me crea.

—¿Quién es el afortunado?—pregunto con toda la calma que puedo aparentar.

—No es de tu incumbencia—responde ella cortante. Tiene razón pero me muero por saber quién es él.

—Lo siento, soy algo curioso—contesto mientras busco el móvil en mi cómoda.

—Últimamente estas demasiado curioso—comenta ella con sarcasmo y un poco molesta.

—Perdón—digo levantando ambas manos fingiendo inocencia—No te enojes.

Me abalanzo hacia ella y la beso, ella trata de resistirse pero al final cede a mis encantos.

—Solo no hagas preguntas incómodas de nuevo. Yo no te ando cuestionando con quién sales ni porqué—me dice Vic sonrojada y seria.

—Tienes razón, lo siento, ahora solo olvídalo y relájate—respondo calmado, aunque por dentro muero lento. Comienzo a besarle el cuello con delicadeza, a ella le enloquece que haga eso.

—Alto Teo, tengo que irme–ella se retuerce extasiada entre mis brazos.

—Te llevaré yo—le digo sin perder la concentración, mi meta ahora mismo es dejarla tan complacida que cuando vea a ese tipo ni siquiera le preste atención por estar pensando en todo lo que le haré.

—Llegaré tarde…. —se queja entre jadeos.

—Valdrá la pena—contesto mientras mi boca recorre su cuerpo con lujuria.

—Te odio—dice extasiada, toma mi rostro con sus manos y me besa con mucha pasión.

Son estos pequeños instantes los que me convencen de que no puedo perderla, por ningún motivo ni por nadie.

Necesito sus besos tanto como necesito el aire para respirar.

TEO, UN MES ANTES DE LA TRAGEDIA.

Victoria no me ha contestado en días, ni las llamadas ni los mensajes.

Estoy enloqueciendo.

Me han contado que la han visto saliendo con alguien más un chico de su universidad, guapo y alto, nada atlético pero muy bueno.

Los rumores dicen que llevan saliendo cuatro meses.

Si eso es verdad significa que todo este tiempo que hemos estado viéndonos ella me mentía.

No quiero creer que esto sea verdad, no quiero pensar que ella comparte lo que teníamos con alguien más. No quiero aceptar que se ha ido.

No quiero perderla.

Marco nuevamente su número, estoy desesperado por hablar con ella…. Por verla.

—¿Qué es lo qué quieres?—me dice ella molesta y casi susurrando.

— Tengo que verte—respondo con la voz firme, aunque por dentro me caigo a pedazos.

—No podemos, ya te dije, lo que teníamos se acabó, para siempre— remata ella sin un poco de empatía.

—Victoria no puedes hacerme esto, después de todo lo que hemos vivido….

—Tú me usabas cariño, así que no te hagas a la víctima porque no lo eres. Tú me partiste el corazón—contesta ella enojada.

—Victoria, tú me lo estás partiendo ahora mismo….

—Escucha lo siento pero no podemos vernos más. Ya no me busques, ya no me llames ni preguntes por mí. Es lo mejor para los dos.

De repente a Vic alguien la interrumpe, escucho una voz masculina de fondo, los celos me consumen. Estoy a punto de estallar.

—¿QUIÉN ES ESE VICTORIA?— pregunto alterado. No hay respuesta.

—¿Con quién hablas cariño?—le dice el chico. Pero que forma más cariñosa de dirigirse a ella.... ¿Cariño? No, esto no puede estar pasando.

—Con nadie, número equivocado— dice Victoria, y cuelga.

Lanzo el móvil contra la pared por la rabia y los celos, creo que nunca ni una chica me había hecho sentir de esta manera. Y la odio por despreciarme y tratarme como si yo no significará nada para ella. Como si todo este año que estuvimos acostándonos no importara.

Esto no se va quedar así Victoria, ninguna chica me ha desechado así y tú no serás la primera, no serás la excepción.

No escatimaré en recursos para hacerte sentir todo el dolor que estoy sintiendo.

Aunque por un lado te extraño, y solo estoy intento esconder todo mi dolor bajo este falso enojo....

Catarsis Teñida De Carmesí [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora