Catarsis Teñida De Carmesí [EDITANDO]

CAPÍTULO 17

          — La luz es fácil de amar,         muéstrame tu oscuridad.

                       Ron Israel

EROS, DOS SEMANAS ANTES DE LA TRAGEDIA.

Hay instantes donde creo haber comprendido en su totalidad a Victoria. Es un sentimiento efímero que se evapora en cuanto ella actúa nuevamente.

La puedo estudiar cada vez más de cerca porque anda pegada a mi hermano como chicle lo que es molesto pero no se puede evitar, es el falso y eterno dilema del amor moderno.

Ellos son los tontos ideales para ejemplificar lo cursi y meloso, son como esas parejas sacadas de una mala comedia de amor hollywoodense.

Exacto, patéticos y empalagosos, tanto que me provoca diabetes con su sola presencia.

Deambula por mi casa como si le perteneciera, otras vaga sin rumbo como un alma en pena, ajena a todo lo que le rodea. Le está pasando algo malo, muy malo y me preocupa que arrastre a mi hermano con ella a su abismo.

Porque sé que Caleb se dejaría arrastrar sin preguntar nada ni oponerse.

Pero hoy los dioses están siendo generosos conmigo, escucho sus gritos traspasar las paredes, una hermosa sinfonía nacida del caos, cuán grato es saber que puede que hoy al fin se acabe mi tormento.

Y por mi tormento, me refiero a verlos juntos.

— ¡Vete a la mierda, Caleb, ni siquiera para pelear sirves! — le grita Victoria desde las gradas, me acerco sigiloso para tener una mejor visión del panorama.

— ¡Y tú no sirves para ser una buena novia!

— ¡Entonces no debiste haberte arreglado conmigo! — contraataca ella con rabia, siento hasta aquí el infierno que Victoria tiene dentro de ella, me da miedo intervenir, porque ella no se muerde la lengua bajo ninguna circunstancia. No quisiera que diga algo que me meta en problemas con Caleb.

Victoria baja las gradas con prisa, está despeinada, su cabello revuelto por sus ondas le da un toque salvaje, que combinado con su labial rojo la hacen lucir mortífera.

Estoy apoyado en la puerta de la cocina, demasiado concentrado en su aspecto y en sus demonios como para notar que ella se ha percatado de mi presencia.

Hasta que me dirige la palabra con saña.

— ¿Qué no sabes qué espiar es de mala educación, acosador? — me lo dice con mucha calma, pero puedo sentir el veneno contenido en sus palabras.

— Es mi casa Victoria, si me da la gana puedo espiarte, acostarte o joderte — respondo a la defensiva, ella es tan caótica, seguramente porque es aries, ese signo siempre es problemático.

— Eso me parece un reto, yo siempre gano los retos, no lo olvides— dice mientras se acerca a mí con una rapidez que me asusta, no sé que quiere hacer…. Caleb baja las gradas corriendo.

— ¡No es justo que porque salga con una chica a la que le gusto tú hagas tanto drama! ¡Cuando tú sales todo el tiempo con muchachos, y yo no te reclamo ni una sola vez….

Caleb reacciona de una manera rara al vernos juntos en la cocina, aparte de ponerse furioso y celoso rompe en llanto, ya sea por pena o por rabia, es un escenario lamentable para los tres. Victoria, que tenía la palabra en la boca lista para disparar y asesinar, se queda callada y se acerca a mi hermano con tanta sutileza y amor que puedo sentirlo emanar en mí, la piel se me eriza por alguna razón que no entiendo.

Ella lo abraza, él como un niño pequeño se deja envolver en sus brazos anestesiado por el calor que le brinda esa muestra de amor y compasión. Veo y siento cada detalle como si me estuviera pasando a mí, las caricias que ella le propicia en el cabello, justo en la nuca, los besos frágiles que le da en su nariz y en su frente, así intercalados y la forma en la que susurra a su oído que todo estará bien y que debe calmarse, son cosas tan íntimas, me siento como un intruso, creo que debería irme pero ya he estado lo suficiente aquí como para marcharme.