Capítulo 08

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Kian’s POV

Golpeé la puerta de la casa de Dylan suavemente, no quería que se asustara y no abriera. Después de unos minutos se escuchó “¡Ya voy!” desde el interior. Dylan.

La puerta se abrió lentamente, dejándome ver la hermosa figura de la chica, que sólo llevaba un par de shorts cortos y una polera a tiras. La sonrisa que tenía antes de verme había desaparecido completamente.

—K… Kian—titubeó apenas sin poder creerlo. Si no hubiera estado ahí, su expresión hubiera sido perfecta para una película de terror en donde la chica se encontraba cara a cara con el asesino—¿Qué haces aquí? ¿Estás ebrio?

—No. —respondí tajante. —Bueno sí, un poco, pero necesito que hablemos, ¿vale?

—No puedo, Kian, mamá está en casa.

—Vamos, Dylan… Déjame decirte algunas cosas ¿sí? Por favor, necesito que vuelvas conmigo, ¿vale? ¿Quieres que me arrodille? Porque lo haré—comencé a doblar mi rodilla derecho primero, sin separar mi vista de la de ella.

—Kian, por favor. Levántate, ¿quieres? —me tomó por los codos y alzó mi cuerpo como pudo. —Está bien, hablaremos, pero dame unos minutos para irme cambiar, ¿sí?

—Así como estás, estás perfecta—le dije con una sonrisa.

—Bueno, entonces deja ir por un polerón. Hace frío afuera. —me dijo mientras giraba su rostro, el cual estaba sonrojado.

Esperé fuera de su casa, nervioso. Esto es más complicado de lo que pensé. Caminé unos cuantos pasos hacia la acera y prendí un cigarro. Exhalé una calada larga y contuve el aire unos segundos para luego expulsarlo formando un anillo perfecto. La puerta de salida se abrió y se cerró dos segundos después. Dylan salía dando cortos pasos, con sus manos en los bolsillos del polerón plomo que traía puesto y su mirada fija en el suelo.

—Tiene que ser rápido—dijo cuando llegó a mi lado. —Mamá me está esperando, veremos un par de películas y no quiere comenzar sin mi.

—Está bien—dije dando otra calada a mi cigarro. —Mira Dy, sé que la cagué, ¿vale? Pero debes perdonarme. Sabes que te amo, ¿verdad? —ella sólo asintió—y yo también sé que te amo. Pero también sé que sufro de unos putos celos enfermizos que me hacen actuar sin pensar, pero de verdad, trataré de cambiar. Por ti, lo haré, nena…

—Kian, ¿sabes cuántas veces me has dicho lo mismo? —me dijo con una mueca de “lo siento” en el rostro.

—Muchas veces, lo sé. Pero esta vez es en serio. Lo prometo.

La mire con mis ojos llenos de esperanza, mientras ella meditaba en su subconsciente. “Vamos, Dylan…, vamos” la alenté mentalmente. Ella suspiró y asintió tres veces.

—Está bien—bufó—pero no hagas que me arrepienta, ¿vale? —me dijo esto último con gracia.

Sin perder más tiempo, me acerqué a ella, terminando con los centímetros que nos separaban, tomé su pequeño –y a estas alturas helado- rostro en mis manos y la atraje hacia mi, uniendo los labios en un profundo pero tierno beso. Esta vez era mi oportunidad de demostrarle a ella cuanto la amaba con un beso.

boyfriend; kian lawley (libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora