Orgullo Slytherin y prejuicios

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—...reunión número sesenta y dos de los Caballeros de Walpurgis, presidida por Harry Potter, líder interino de la Orden de Merlín —Él arqueó las cejas, pero no la interrumpió—, con los siguientes puntos a tratar. Uno, comportamiento de las otras Casas en relación a nuestros compañeros de Slytherin. Dos, qué hacer al respecto. Tres, planificación para este año escolar 1995-1996. Una vez leída y acordada la minuta de la reunión anterior, tras el examen de los resultados dados por esta imparcial corte al año escolar 1994-1995, con sus debidas interrupciones, se puede iniciar la sesión. Theodore Nott, por favor, léenos el informe resumen del año anterior.

Theo elevaba las cejas en una silenciosa pregunta de "¿tengo que hacer esto, otra vez?". Pansy, implacable como de costumbre, le frunció el ceño en una orden a la que era mejor no negarse.

—Para el año escolar 1994-1995, acorde a las objetivos establecidos en la primera reunión de septiembre de este año, la Casa de Salazar Slytherin consiguió un total de 380 puntos, subdivididos en...

Harry se dedicaba a soltar y atrapar una snitch vieja en el aire, frente a él, a medida que escuchaba lo que ya conocía. Ganar otra Copa de las Casas no le había sabido a tan poco hasta entonces.

Todavía era importante, dentro de las paredes del castillo. Pero ocurría tanto allí afuera. Por Merlín, ocurría tanto ahí dentro, que nadie veía. Los últimos meses, el verano completo, eran una prueba de esto.

—Harry Potter —Reaccionó a la voz de su mejor amiga de inmediato, levantando la cabeza. Pansy tenía ojeras permanentes desde las vacaciones, a veces lucía desaliñada y se horrorizaba al toparse con un espejo, empezando a peinarse enseguida, pero en general, se descuidaba de a poco—, puede comenzar.

Tenía la impresión de que Pansy necesitaba de la normalidad, la rutina. Como toda buena Slytherin, requería de ese camino a seguir, el objetivo al otro lado.

Si había una meta al final del trayecto, podía continuar con la cabeza en alto, la mirada fija en su ruta. Incluso si el mundo se desmoronaba a su alrededor. Harry podía hacer eso por ella.

Se puso de pie para efectos dramáticos, atrayendo por completo la atención de Crabbe y Goyle. Theo lo veía con una expresión divertida. Pansy tenía una vuelapluma en el aire, con la orden de anotar los puntos principales de lo que sea que fuese a soltar.

Respiró profundo. Luego habló.

—El comportamiento de las otras Casas hacia Slytherin siempre ha sido diferente. Eso lo tenemos en claro —Los miró uno a uno. Los asentimientos se lo confirmaron—. No tenemos buena fama. Que Voldemort haya salido de esta Casa, nos dejó marcados. Pero este año, creo que todos hemos podido notar esos cambios...

Vaya que hubo cambios. Cambios, de hecho, sería una palabra que se quedaba corta.

Estaban peor que nunca, en los cinco años que llevaba allí.

Un grupo de Gryffindor acosó a unos Slytherin de primero, que Pansy y Theo, como nuevos Prefectos, apenas pudieron contener. Los acusaron de venir de familias de Mortífagos, les dijeron que se convertirían en más magos tenebrosos, atacaron a oscuras. Los aterraron. Creía que era la única vez que la Sala Común de las mazmorras y el profesor Snape vieron a tantos niños de once ahogando el llanto para mantenerse callados, temblando.

Harry había tenía ganas de golpear a unos cuantos con el bate de Golpeador que el equipo guardaba en el campo, sin saber que sólo era el comienzo.

Primero, llegaron los susurros. Voces suaves que los seguían cuando caminaban por los pasillos. Miradas indiscretas que aún estaban ahí cuando ellos volteaban para encararlos. No era demasiado nuevo.

Juegos mortalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora