"He oído que me quieres..."

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El cuarto de los chicos de quinto permanecía en silencio cuando entró. Arrastró los pies al adentrarse más, alcanzó su cama, y arrojó la túnica del uniforme sobre el colchón, quedándose con lo que vestía debajo. En la cama contigua, Neville estaba tendido con las piernas colgándole del borde. Draco se acostó junto a él, agradeciendo en un murmullo que le diese la mitad de su almohada; la otra la ocupaba Trevor, en una esquina del colchón, y él no tenía intenciones de acercarse al sapo.

—¿Cómo te fue con McGonagall?

—¿Qué tal te va con Snape? —Hablaron a la vez. Neville ahogó la risa. Draco bufó y lo codeó para que fuese él primero.

—Bien —Su mejor amigo carraspeó y lo repitió, más firme—. Me duele un poco la cabeza. Resulta que "visualizar a tu animal interior" no es fácil, ni siquiera cuando crees saber cuál es por tu patronus.

—Pronto daremos un paseo por el patio, contigo en forma animaga. ¿Tendré que encargarte una correa? —Neville emitió un quejido al oírlo y dio un golpe débil al aire, porque no le atinó. Tampoco creía que estuviese destinado en realidad a hacerlo—. ¡Es para que no se asusten los demás! Anda, será genial.

—Sólo quieres decir que domesticaste a un lobo.

—Tal vez.

Draco se rio de sus protestas. Sonaba cansado, como él cuando volvía del Quidditch. Neville nunca lo fastidiaba cuando regresaba de un juego; incluso se aseguraba de que los demás desocupasen el baño para él, porque sabía que le gustaba pasarse media hora bajo la regadera para deshacerse del sudor y el barro. Se prometió ser más considerado también. Sólo un poco.

—A mí también me duele la cabeza —Le comentó, en un tono más dramático—. Severus no es delicado fuera ni dentro de la mente de alguien.

—¿Ya empezaste con la legeremancia?

Emitió un sonido vago, que no podía ser interpretado como negativo o afirmativo.

—Dice que la oclumancia tiene que ir primero. Me enseñó los principios básicos y todo eso, después me dejó probar la legeremancia en Regulus —Recordó. Más bien, su primo se había ofrecido; hasta le dejó echar un vistazo a sus recuerdos de la niñez, los buenos, esos donde estaba un travieso Sirius arrastrándolo a sus juegos o una tranquila Narcissa que intentaba salvarlo de los problemas con sus padres—. Pero no le gusta mucho la idea de que aprenda eso.

—¿Porque eres un mocoso insolente, irresponsable, egocéntrico y cretino que encontraría una forma de utilizarla para sus propios fines, igual que tu padre? —Neville lo recitó con sorprendente solemnidad. Regulus le había contado que su padrino instruyó un poco a Lucius en legeremancia y él intentó meterse a la cabeza del ex de Narcissa, que para su pesar, era muy perceptivo.

—Sí, exacto.

—No está tan equivocado.

Draco lanzó un golpe sin fuerza al aire. Le dio en el brazo y Neville se retorció con un falso lamento.

—Me metería en tu cabeza a mitad de los exámenes de Transformaciones y creo que él lo sabe.

—Yo creo que Snape piensa que ni siquiera sé qué son las Transformaciones, Draco —Neville soltó un bufido de risa. Él tuvo que reconocer que estaba más cerca de la verdad.

—Entonces debe pensar que me meteré a la cabeza de Hers a mitad de un examen de Aritmancia, o algo así.

—¿Y no lo harías?

—Podría comparar nuestros resultados —Sonrió al techo del dosel, que era a donde tenía la vista fija. Neville pareció considerarlo.

—¿Me pasarías las respuestas en Historia, a través de mi cabeza?

Juegos mortalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora