Nosotros.✔️

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Yuri Plisetsky, un joven ruso de 16 años, es un omega difícil: no es sumiso, ni amable o cariñoso; al contrario le gusta retar a la autoridad y es arisco con los que le rodean. Excepto por 1 persona.

Otabek Altin, un joven kazajo de 19 años, es un alfa indiferente al mundo que lo rodea. Tiene un carácter estoico y moderado. No habla ni expresa su opinión a menos que realmente deba hacerlo. Sólo 1 persona conoce su lado sociable.

Para Yuri, Otabek era ese ente tranquilizante con el que sus defensas eran desactivadas y se volvía el omega más cariñoso del mundo. Para Otabek, Yuri era la chispa que lo hacía volver y mantenerse en la realidad, con él no tenía problema en hablar y jugar, con él podía mandar al traste la seriedad que su trabajo requería.

Ambos eran destinados. Sé encontraron de casualidad en un campamento hace 4 años atrás: Yuri tenía 13 años, mientras que Altin 16. El alfa y el omega supieron que eran destinados. Después de eso no se pudieron separar.

Otabek fue a la universidad de San Petersburgo, a sus 18; Yuri estaba por entrar al bachillerato. Ya habían sufrido 2 años de separación debido a que uno vivía en Moscú y otro en Almaty. Después de saber que podrían acortar esa distancia no dudaron en intentarlo. Sus familiares no tomaron a bien que el menor dejara Moscú para irse a vivir con Otabek, mucho menos los de omega. Sólo una persona los apoyó: Viktor Nikiforov, el primo favorito, único, del bélico rubio.

Él era médico en el hospital general de San Petersburgo; abogó por los dos diciendo que tenia un departamento donde el Kazajo podía vivir, mientras que Yuri viviría con él. Ambos lugares eran separados por un pasillo.

Las reglas fueron impuestas por los familiares. Sin embargo al llegar con el ruso mayor, se fueron al caño y él sólo puso 3:

1.- Yuri no debía salir embarazado, aún eran muy jóvenes para un compromiso de ese tipo.
2.-Yuri viviría con Viktor. Y Otabek en el departamento de enfrente.
3.- Yuri bajo ninguna circunstancia debía ser marcado, por lo menos hasta que él cumpliera la mayoría de edad y así lo decidieran los dos.

Sin embargo la regla 2 se disolvió cuando tuvieron que alojar a cierto japonés.  Otabek ya tenía 20 años y Yuri hacia unos meses que cumplió los 17. Por ello aprovechando el clima agradable de septiembre, decidieron ir a acampar.

Tenían meses sin pasar tiempo solos. Las noches no contaban ya que ambos llegaban agotados, ser un estudiante universitario es 3er año de enfermería era difícil, y Yuuri era un preparatoriano con un trabajo de instructor de ballet. Ambos, cuando tocaban la almohada, a penas y alcanzaban a decirse "buenas noches" antes de caer rendidos.

Extrañaban también su privacidad. No detestaban pasar tiempo con los mayores pero, sí había sido una carga pesada para ellos tener que ayudar con él omega japonés. La ventaja es que el pelinegro había sabido ganarse su confianza con la candidez que emanaba, ninguno de los dos entendía como alguien pudo hacerle tanto daño, por suerte se estaba recuperando bastante bien y ellos habían sido parte de eso. Eso pensaban ambos mientras viajaban en la motocicleta del Kazajo.

Llegaron a eso de las 10:00am a las cabañas que habían rentado.  Estaban cansados, habían sido casi tres horas de casi 3 horas de viaje en motocicleta. Ambos suspiraron agotados.

—Debimos pedirle un auto al calvo.
—Tienes razón —sonrió Otabek— pero ya estamos aquí, deberíamos avisarle a Viktor.
—Sí, lo haré... —mandó un mensaje rápido a su primo— ¿vamos a dejar las cosas adentro? Quiero ir a caminar por el lago...

Otabek pudo notar la ligera incomodidad del menor. No dijo nada más y entraron al lugar. Era pequeño, acogedor y cálido, así el clima no fuera frío en ese momento, sabían que por la noche si haría un poco.  Dejaron la mochila que traía sus pertenencias en la cama y salieron a caminar al lago. Era tranquilo, aprovecharon para tomarse muchas fotos. Fueron al pueblo cercano a comer y comprar algo para la cena.

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