❝-No, número equivocado. Soy Minho, ¿Tú quién eres? ❞
A veces el peor engaño termina dejando muy buenos resultados.
ESTADO: CANCELADA. no borro los capítulos porque sé que os gusta leerlos.
☼ angst, fluff y una pizca de humor.
☼ Minsung como pareja...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
❝De planes sin avisos y discusiones llenas de bromas.❞
Felix parecía ansioso, sentado en los puestos de la zona media del aula, al costado de su mejor amigo Jisung. El pecoso no paraba de balancear sus piernas con incomodidad, y morderse el labio nervioso, desplazando su vista a los costados del aula en busca de algo con lo que entretenerse, y calmarse un poco.
Jisung, a su lado, no podía evitar mirarlo de reojo, con incertidumbre. No entendía a qué se debía esa actitud tan sospechosa por parte del menor, y cuando le preguntó, este solo supo reírse de una forma un tanto peculiar, asegurando que no le pasaba nada. Por supuesto, Han no se lo creyó así que, en cuanto sonó el timbre, no tardó en volver a acecharlo con su curiosa mirada, en busca de respuestas.
–Hey, Lixie, ¿Seguro que no ocurre nada? –Volvió a interpelar, tratando de parecer desinteresado al mismo tiempo que metía los libros que acababa de usar en su mochila. Ya tenían que volver a casa, y no quería quedarse con la duda de lo que le ocurría al menor hasta volverse a ver al día siguiente, aunque fuera sábado.
El pecoso soltó una risa forzada, también guardado sus cosas de una forma un poco torpe. Tragó saliva duro, sin saber cómo decirle lo siguiente a su mejor amigo para que este no terminase enfadado.
–Uhm... No sé cómo explicarlo –Masculló, sin poder quitar esa sonrisa extraña de su cara. No quería terminar discutiendo con el mayor.
Ambos, tras cerrar sus mochilas, caminaron uno al lado de otro hacia fuera de la instalación, aún metidos en su pequeña conversación. El de piel ligeramente bronceada miraba hacia su costado, para poder observar al pecoso, en busca de una explicación más detallada que la simple respuesta que había dado antes, mas no estaba recibiendo nada por su parte.
–Oh, vamos, no me voy a enfadar –Insistió, queriendo darle confianza para que se expresara con libertad, sin miedos. El más pequeño, aún así, se negó a hablar, respondiendo con su silencio, sacándole un aspaviento al mayor, que miró al frente con fastidio.– Llevas misterioso desde ayer, pero hoy se nota que estás más ner...vioso. –Se detuvo al final de la última palabra, mirando al frente con confusión mientras su paso se iba ralentizando hasta quedarse quieto, pasando su vista hacia su mejor amigo, que había imitado su acción deteniéndose un metro delante de él, dándole la espalda.– ¿Qué hace aquí?
El rubio se giró a mirarlo, con una gran sonrisa de incomodidad pintada en sus delicadas fracciones, soltando risillas nerviosas mientras alzaba un poco sus brazos, a la vez que decía:
–¡Sorpresa! –Su voz salió un tono más bajita, y un tanto temblorosa, alargando la última letra de la palabra mientras esperaba que su acompañante dejase de mirarlo inexpresivo. Soltó un suspiro de resignación, antes de bajar los brazos y caminar el paso que los separaba para agarrar su brazo y obligarle a avanzar.– Era esto lo que no te quería decir... Te lo explico, pero no te enfades o lloro.
