❝-No, número equivocado. Soy Minho, ¿Tú quién eres? ❞
A veces el peor engaño termina dejando muy buenos resultados.
ESTADO: CANCELADA. no borro los capítulos porque sé que os gusta leerlos.
☼ angst, fluff y una pizca de humor.
☼ Minsung como pareja...
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❝De finales arrepentidos, y fotos que cumplen deseos. ❞
Mañana del 25 de diciembre, o mañana dedicada a abrir los regalos de Navidad.
Las calles en esa fecha, hasta muy entrado el mediodía, solían estar vacías, salvo por la presencia de algún trabajador que debía atender su puesto aún siendo feriado. El clima, igualmente, tampoco acompañaba a estos para tener un día sosegado, puesto que las nubes cubrían el azul del cielo, y el ambiente era gélido.
La cabellera rubia de cierto chico, sin embargo, podía distinguirse entre los demás, siendo que el dueño de aquellas hebras doradas caminaba con prisa por las aceras de la ciudad.
Minho no era muy amante de madrugar, mucho menos los días feriados, pero esta vez sería diferente por varios motivos.
Ahora se dirigía hacia cierta cafetería en particular, en busca de hablar con uno de sus empleados. Sabía el horario en el que abrían, y supuso que él estaría trabajando ese día debido a que no lo tenía ocupado yendo a la universidad.
A Lee le gustaría presumir diciendo que sabía llevar la situación con un mínimo de control, pero la realidad es que estaba cabreado. Bastante cabreado, cabía decir, y aunque tratase por todos sus medios de relajarse para poder solucionar el tema con calma, era recordar las lágrimas derramadas de aquel pequeño castañito, y hervir en furia.
El cartel de "TMT" se veía a lo lejos, con unas letras llamativas escritas en un font elegante, y de un color naranja melocotón que era agradable a la vista. El cartel de abierto resaltaba tras el cristal de la puerta, pero desde afuera, y mirando hacia las ventanas, podían verse las sillas aún subidas a las mesas, indicando que acababan de abrir.
El rubio abrió la puerta bruscamente cuando estuvo frente a ella, provocando un ruido estruendoso cuando la madera de esta impactó sin cuidado contra la pared que había detrás.
El pelinegro tras del mostrador pegó un brinco, alertado, levantando la mirada con susto queriendo saber el causante de aquel sonido que había destrozado la atmósfera de paz mañanera que rodeaba el lugar. Su expresión cambió drásticamente al dar con aquellas facciones tan conocidas.
Suspiró pesadamente, apartando la mirada, y recordándose a si mismo que en esos momentos se encontraba trabajando y, aunque en ese turno estuviera solo, siempre debía atender con amabilidad al cliente.
Minho llegó frente a él, quedando separados únicamente por el mostrador. Segundos después un pequeño menú fue extendido frente a sus narices.
–Bienvenido a TMT –comenzó a hablar el empleado, depositando la lista de bebidas sobre la mesita cuando esta no fue aceptada. Su voz era monótona, aunque el saludo era el de siempre–, ordene lo que desee y será atendido en un rat-
Dejó de hablar cuando el menú fue lanzado con fuerza en su dirección, siendo fácil de esquivar debido al poco peso del objeto. Parpadeó un par de veces, incrédulo, mientras su mirada seguía el recorrido que hizo aquel papel, regresando segundos después a la expresión enseriada del rubio.
