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❝De adopciones y besos

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❝De adopciones y besos.

–¿Se puede saber qué haces? –la voz de Hyunjin, tras el sonido de la puerta principal abriéndose, acaparó la atención del rubio.

–Uh... ¿Barrer? –respondió, confuso, mientras detenía cualquier movimiento que estuviera haciendo, para fijar su mirada en la presencia ajena que ahora se adentraba a su sala de estar– ¿Qué haces aquí? ¿No tienes clases?

–Eso es lo que yo venía a preguntarte a ti –posó su bolsa sobre uno de los sofás, para después escanear el lugar con lentitud. El apartamento estaba mil veces más limpio que de costumbre– ¿Qué se supone que estás haciendo, Minho?

–Limpiar la casa, hacía semanas que no pasaba una escoba por el suelo –se encogió de hombros, volviendo a ponerse en marcha. Llevaba toda la mañana arreglando su casa, no podía detenerse ahora por culpa de la llegada del menor–. ¿Sabes lo que encontré debajo del sofá? El colgante que dije haber perdido hace tres meses... Ya casi ni me acordaba de él.

–Te dije que tenías que limpiar la casa para encontrarlo –le recordó el de cabello miel, alzando las cejas con aire sabiondo–. Y, ¿Recuerdas lo que me respondiste? ¡Exacto! "Yo paso de limpiar solo por un collar de mierda" –lo imitó, cambiando su voz a una más aguda.

–¿Yo dije eso? –se giró a mirarlo, con el ceño suavemente fruncido, deteniendo nuevamente su labor. Cuando Hyunjin asintió, Minho apartó su vista de él, fijandola al frente, sin decir nada– Pues vaya asco doy.

–Por eso me sorprende que estés limpiando hoy... En un día lectivo.

–Mi corazón me dijo que debía dejar de ser un cerdo, y hacer algo productivo con mi vida.

–Mentiroso –acusó, entrecerrando los ojos. No podía engañarlo, Minho no podía simplemente pensar que esa excusa barata serviría para escapar de sus preguntas–. Dime la verdad, Min, ni que estuvieras escondiendo un cuerpo.

El de rubias hebras lo observó con dudas, debatiendo consigo mismo si sería buena idea contarle la verdadera razón por la cual estaba haciendo eso. Hyunjin solía ser bastante intenso, y sus reacciones variaban mucho depende de la situación emocional que estuviera atravesando; es decir, que podía tomárselo de maravilla, o, si tenía un mal día, pensar que sus acciones eran pésimas.

Así que, Lee, decidió llevar primero las cosas a su terreno, poniendo todas las cartas sobre la mesa. Luego ya decidiría qué hacer.

–Yo a ti no te pregunto por qué vas tanto a la biblioteca –señaló, enarcando una ceja, expectante.

El alto lo observó pasmado durante unos segundos, antes de apartar la mirada con una mueca sarcástica, y dejar escapar un suspiro sin gracia. Una sonrisa se extendía entre sus labios, pero esta carecía de cualquier tipo de humor.

Wrong number || MinSung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora