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❝De situaciones antonimas, en habitaciones paralelas

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❝De situaciones antonimas, en habitaciones paralelas.❞

Entonces ahora somos novios, ¿No?

El recuerdo de aquella oración lo hizo tener un escalofrío.

Ya había pasado una semana desde aquel encuentro en el centro comercial, en el cual se hizo pasar por la pareja del mayor. La reacción de sus padres no había sido mala del todo, sin embargo el hombre parecía disgustado con aquella información.

La madre de Minho estaba encantada, y lo demostró mostrando una sonrisa enorme, acompañada de una hermosa mirada que resplandecía como luceros en una noche sin luna; su sonrisa era igual que la de su hijo, y eso le pareció precioso al castaño.

La conversación no duró más de cinco minutos. Los padres de Minho se presentaron de forma formal, le hicieron un par de preguntas, y se fueron con la excusa de que se les había hecho tarde, aunque realmente el reloj no marcaba ni las siete de la tarde. En cuanto desaparecieron, fue el momento del mayor para atacar.

–Que tierno, Jisung, nunca imaginé que dirías eso –fue lo primero que dijo el rubio en cuanto sus padres se esfumaron de su campo de vista, con una sonrisa enorme, y una mirada encendida–. Entonces ahora somos novios, ¿No? –se burló, llevando sus manos a los hombros del más bajo.

Jisung se había sonrojado, y la vergüenza lo estaba consumiendo. En el momento no era consciente de sus actos, pero después, al realizar lo que había hecho, fue cuando la timidez lo atacó, y fue consecuente de sus acciones.

–Ese hombre estaba diciendo cosas horribles de ti, ¡Yo solo salté en tu ayuda como lo hubieras hecho tú! –se defendió, apartando la mirada, y alzando la voz producto de los nervios. La sonrisa del contrario no se borraba, y podía jurar que, incluso, se hacía más grande– ¿O no?

–Quizás no hubiera ideado un plan tan cliché, aunque eficiente, pero sí. Sí hubiera intervenido –admitió. Sus manos seguían posadas en los hombros del bajito, y sus ojos no paraban de contemplar las facciones del menor. Realmente estaba eufórico por su reacción–. ¿Deberíamos besarnos para que todo sea más creíble? –preguntó de pronto, en tono bromista.

Vale, era una broma, pero si la respuesta era positiva Minho tampoco pondría muchas objeciones en que se cumpliera.

Esperó pacientemente la reacción del más joven, que no tardó en llegar, expresada con ojos como platos, boca semi-abierta, y balbuceos inentendibles que escapaban de su garganta. Sus mejillas también habían adquirido un cierto rubor, y bajo el tacto de la palma de sus manos pudo sentir hasta como se tensaba.

Ese niño era un tornado de emociones.

Minho amaba crear masacres.

–¡Minho! –se quejó en un susurro alto, subiendo sus manos para ponerlas sobre los antebrazos del mayor, buscando separarlo, pero sin conseguirlo. Sabía que estaba haciendo eso a propósito; sabía que estaba buscando avergonzarlo.

Wrong number || MinSung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora