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Hae intentaba desde hacía ya unos cuentos minutos en deshacerse de Sungmin. El rubio insistía en saber algo, tan solo una pregunta, ¿Estuviste bien durante las vacaciones, Hae? El castaño había contestado que sí, un simple sí que desato una riña entre ambos.

-Solo tienes que parar, Min. Creí que eso estaba superado.

-Hae, vi como lo trataste esta mañana. Su maldito rostro pintaba arrepentimiento de algo. No soy tonto, pasó algo.

-¿Y qué crees que pudo pasar? –Rompió Hae, parando en seco, volteando a ver a su amigo – Habla

-Pudo ser cualquier cosa, Hae. Solo tienes que tener confianza en decírmelo.

-¡No hay nada que decir, Min! Basta, ya.

-Quiero ayudar.

-¡No quiero tu maldita ayuda! –El grito de Hae hizo voltear a más de alguno en el espacio recreativo del plantel –Si quisiera tu ayuda, yo personalmente te hablaría. HyukJae es amable y muy lindo conmigo. ¡Tú eres el que lo pinta como un monstruo!

-Hae

-No derrames mi paciencia, Sungmin.

Dicho aquello, el castaño se alejó, dejando al rubio algo avergonzado por las miradas de algunos estudiantes.

Y Hae se arrepintió de hablarle así a su amigo, solo por un momento. Kyuhyun y Ryeowook tenían clase. Sungmin y el por suerte no, era la suerte que tenían las dos primeras semanas después de vacaciones, los horarios no estaban correctos, los profesores aun no decidían sobre los tutores, el cambio en el personal del consejo escolar, etc.

HyukJae estaba en clase con Ryeowook, por lo que él también estaba ocupado. Por un momento pensó en intentar colarse en su clase, o de irse a casa, pero la primera simplemente era una idea que no era posible. Y la segunda la descarto cuando Sungmin le invito algo en la cafetería para hablar. En un principio Hae creyó ingenuamente que la plática seria sobre todo, menos HyukJae.

Seguía molesto por lo ocurrido en vacaciones, no lo negaba. Pero de igual forma odiaba que Sungmin intentara por todos los medios, meterse en su relación con HyukJae. Su novio no era malo, solo se había dejado llevar por los celos... por su incompetente autoestima, pensó Hae.

La única salida había sido en ese momento, escapar del instituto para ir a casa, solo quería pasar un tiempo solo en su habitación y pensar. Últimamente pensaba mucho. Ver a Donghwa, a su madre y padre, respirar.

Y hubiese sido posible si no hubiese visto a la madre de HyukJae fuera de casa, sentada en el columpio que colgaba del gran árbol del jardín principal de la casa. Por un momento tuvo la idea de pasar de largo, ignorar el hecho de que, al dar la vuelta a la esquina, la fija mirada de la mujer se posó en él, causando un escalofrió en su espalda.

No tuvo más remedio que parar frente al cancel y esperar a que la mujer aterrizara los pies en el suelo y se dirigiera a él. En cuanto la tuvo al frente, sonrió.

-Hola, señora Lee.

-Creciste mucho, Hae. –La mirada de la mujer lo examino de arriba abajo sin dejar de sonreír, era una sonrisa dulce y tierna, como la de una madre cariñosa, pero Hae no dejaba de pensar en las múltiples heridas de HyukJae luego de sus peleas en casa. –Pasa, es una suerte que hayas llegado antes que mi hijo.

Dudo. Solo unos segundos bastaron para sentirse intimidado por la mujer, sin embargo abrió el cerrojo para abrir el cancel y darle paso a sus pies. Ella ni siquiera le espero y entro de lleno a la casa y para cuando Hae entro, la voz de la mujer le indico ir hacia la cocina.

𝒮𝑜𝓃𝓇í𝑒 ▪EᑌᑎᕼᗩE▪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora