Ya no habrían problemas.
Resulta que Loki era bastante buen asistente, pero aún así el proceso de análisis y experimentación con el líquido viviente fue tardío.
El Dios lo describió como un simbionte. Una criatura que cuando es compatible con otro organismo, es capaz de unirse a él, alimentarse y protegerlo, una regeneración instantánea.
¿Pero por qué necesitaría eso en su cuerpo?
No necesariamente.
Optó por otra opción: Unirlo con su nanotecnología. Una armadura simbionte, más resistente, poderosa y que se regenere a su voluntad.
La armadura perfecta.
No se dio cuenta que pasaron meses desde el inicio de su nuevo proyecto.
–¿Cuál es el siguiente paso? —preguntó Loki, quien había entrado al taller de la base.
Tony levantó su rostro y lo miró algo confundido.
–¿Por qué preguntas?
–Ellos no eran los únicos que pueden detenerte, ¿o si? —el contrario guardó silencio—. Los hechiceros.
–Diría que la hechicera. Stephen aún no choca su auto —dijo la Muerte divertida. Notó el silencio de Tony y rió—. ¿Qué tienes en mente?
–Debo ir a Asgard —soltó finalmente y fue hacia la bóveda en busca del Tesseracto.
Sabía que Stephen era poderoso, y era obvio que su maestra lo era aún más. No se podía arriesgar a que ella lo detuviera, necesitaba apoyo ¿Y quien mejor que la propia Diosa de la muerte?
El lugar estaba devastado y oscuro. El puente estaba destruido al igual que el centro del Bifrost donde había dejado el cadáver de Heimdall.
Asgard había sido reemplazado por un lugar de mala muerte. Pocos asgardianos quedaban y en su mayoría eran aldeanos. Los soldados que había eran cadáveres vivientes, quietos en su posición.
Ellos voltearon a ver a Tony. Los soldados inexpresivos, incluso se diría que respetuosos. Mientras que los aldeanos lo miraban con miedo y rencor, reconocían su armadura.
El Stark se dirigió al gran castillo, sólo para encontrar a Hela sentada en el anterior trono de Odín. Un gran lobo negro a su lado durmiendo mientras ella le acariciaba la cabeza suavemente.
Tony sonrió con gracia y sin pavor.
–Sí que eres una reina del drama.
–Mucho cuidado con tú forma de hablar, mortal —escupió la contraria con bastante asco.
–Hey, yo te traje aquí, así que necesitamos compañerismo para que esto funcione.
–Sí que eres osado por siquiera pensar que puedes hablarme así.
–Soy una caja de sorpresas, bonita. Ahora, necesito tú ayuda.
–¿Y quién dice que te voy a ayudar, escoria?
–Por favor, ¿si? De favor a favor. Yo te liberé de tú prisión y tú matas a una maestra de Howarts. No es tan difícil.
–No seré compañera de un débil mortal como tú. Sólo no te he matado porque me causas curiosidad.
–Wow, tú y la Muerte se llevarían bien.
–De hecho... —se escuchó la voz de aquella mujer—. Somos pareja.
–¿Por qué no me sorprende? —rió Tony—. ¿La podrías convencer de ayudarme?
–Ya hablé con ella, tú tendrás que convencerla —la Muerte levantó los hombros con indiferencia y pasó uno de sus brazos por los hombros de la Diosa.
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ᒍᑌᔕT ᗰY ᗰIᑎᗪ
Fanfictionlσ pєσr quє lє puєdєѕ hαcєr α αlguíєn єѕ rσmpєr ѕu mєntє... No había nada. Ni esperanza, ni confianza, ni cariño por quienes lo abandonaron. Perdió todo lo que amaba, y no pudo más con esa vida. ¿La solución? Una pequeña ayuda para hacer las cos...