iii. el caballero

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La voz del mayor sonaba tan fría como sus tierras, el sonido de la misma enviaba una corriente de aire helado en la espalda del pelinegro, le hacía tambalearse en desacuerdo.

No tenía mucho que decir, por ello permaneció callado el tiempo que Robb le brindó para acompañarlo, de vez en cuando respondía unas cuantas preguntas sin pensarlo mucho. Le gustaba creer que las acciones posesivas por parte de su medio hermano no eran más que falacias, era mejor vivir en esa mentalidad que imaginar al joven lobo despedazando con sus dientes a un soldado enemigo cualquiera.

"Puedo defenderme solo." Jon dice de un momento a otro, creé que es necesario remarcarlo ahora que Robb está ahí, hablando de como quiere salvar a todos de una guerra ficticia la cual es poco probable que ocurra.

"¿Alguna vez te he dicho lo contrario?" Le cuestiona, frunciendo su ceño notablemente. No, el no se lo había dicho, sabe que eso sólo lo hará sentir mal, pero sus palabras siguen siendo para dar a entender la inferioridad del bastardo quien está ardiendo en furia.

"No necesito tu ayuda, ni de nadie. He vivido quince años siendo lo poco que soy, ninguna de las lunas que llevo con mi nuevo problema haz estado conmigo, ¿se supone que debo confiar en ti para que me defiendas?" Poco a poco se está alterando, no le va eso de ser tranquilo, nunca ha podido permanecer callado y mucho menos cuando siente que su orgullo está siendo atacado. "Ve a contarle tus cuentos al resto, Robb. Podrás ser el Alfa de la camada, pero no pertenezco a ella." Sonaba rudo, pero no era más que la realidad. Si se ponían a pensar mejor las cosas podrían llegar a la conclusión de que sólo los hijos de Catelyn Stark debían permanecer protegidos por el Alfa mayor.

Jon era hijo de... nadie.
Incluso si sus características físicas iban inclinandose hacía descendientes de la vieja Valyria, su madre no podría ser nada más que una puta que tuvo la suerte de tener un hijo de Ned Stark.

Quizá el destino de Jon era el mismo que de su madre. Quizá le daría un bastado a un viejo Lord, quizá ni siquiera podía darle un varón y le daría una niña la cual terminaría igual que él. Era joven y después de que sus posibilidades de tomar el negro disminuyeron no tenía más opción que lucir como la mejor opción de esposa.

Finalmente decide levantarse, dejando a Robb con las palabras atrapadas en su boca; no necesita escucharlo. Sabe que no servirá de nada, aunque no negará lo mucho que le duele que su hermano no confíe en el lo suficiente como para dejarlo valer por si mismo.

Le gustaba pensar que podría convertirse en un caballero o algo así.

Sus pasos son cortos y lentos, pero no mira hacía atrás. Sabe que si lo hace Robb le seguirá y su deber es ir al estúpido banquete que han preparado para la jodida corona.
Snow desea que Joffrey se atragante con la carne.

Tras una leve caminata de apenas un par de minutos, logra sentarse en un montón de paja por afuera de los establos. No puede volver a su habitación porque sabe que quizá lo busquen ahí y no quiere hablar con nadie; aunque las cosas nunca le salen como le gustaría.

Cumpliendo aquella norma no escrita, puede escuchar el movimiento de una persona acercarse. La hierba cruje y Jon levanta la cabeza con cierta molestia, planea irse hasta que hace contacto visual con aquellos ojos azules.

Jaime Lannister, el mata reyes le mira con una expresión de burla y Jon quiere golpearlo.

El rubio es un ser poco agradable, es probable que sea menos que un poco ya que no puede pasar ni dos segundos sin hablar de cuántas personas han muerto bajo sus manos, como si eso lo hiciera un mejor hombre; asesinar a sangre fría no lo hacía un salvador. El norteño creía que todos los caballeros eran nobles, ese tipo de persona que salvaría al resto sin importar el costo, pero Jaime no. Jaime olía a cobarde, ese hedor similar al de su sobrino.

El hombre mayor vaciló unos segundos antes de tomar total libertad de sentarse junto al Omega. Ahora que estaba cerca podía olfatearlo mejor sin ser demasiado obvio; podía suponer que el León olía mejor que el resto de sureños, aunque también tenía la leve sospecha de que fuera únicamente porque era un Alfa adulto el cual estaba completamente soltero y sus sentidos tan sólo disfrazaban el olor para considerarlo una opción como pareja.

Si, afortunadamente Jon estaba completamente cuerdo. No intentaría seducir al hermano de la Reina, bajo ninguna circunstancia.

El Alfa mira al contrario por un par de segundos e instantáneamente sonríe con amplitud, posa una de sus manos sobre el hombro de Jon y ríe, como si acabara de escuchar un buen chiste. Si, los sureños estaban locos.

"¡No me mires así, Snow!" Emite en un tono más agudo compradado con su voz normal. "Estoy esperando a mi hermano, Tyrion siempre hace cosas que no debería en lugares no deseados. Está en la habitación que le han prestado con algunas mujeres ¿Sabes? Una disculpa por eso, no todos los Lannister tienen la decencia debida." El pelinegro asiente después de la explicación no requerida, se muerde la lengua para no responder de forma grosera.

"Puede hacer lo que quiera." Se encoge de hombros, como si fuera algo obvio.

"Por supuesto, los Stark han sido muy agradables, gracias." El rubio sigue hablando, esforzándose por alguna reacción por parte del contrario.

"No me agradezca, yo no soy un Stark." Jon está muy a la defensiva, no puede evitar responder y moverse levemente, evitando ser grosero, pero demostrando que no quiere que el hombre esté ahí.

El Lannister sonríe como si estuviese buscando esa respuesta en primer lugar. "Oh, cierto. No había notado que eras el Omega bastardo de Ned Stark." Ríe por sus propias palabras, pero el pelinegro sólo le sonríe con normalidad.

"No hay problema, al menos ahora está consciente de que no vale la pena seguir hablando conmigo." Su frase sale de forma automática, hace lo posible para no demostrar ningún tipo de emoción.

"Deberías estar agradeciendo ésta oportunidad." Parece irritado, como si estuviera dispuesto a atacar a Jon en cualquier momento.

El menor está tan pendiente de esto que se levanta y empieza a caminar rumbo a su propia habitación, no son antes girarse y responder un "gracias" al hombre tras el.

La pesada puerta se abre después de dos empujones, lo primero que Jon atina a hacer después de encerrarse con todas las cadenas que tiene es lanzarse a la dura y vieja cama.

Cubre su cuerpo con las deterioradas telas, intenta mantener su mente en blanco, pero lo único que piensa es en el montón de emociones que pasaron por su cuerpo ese día.

Deseaba no volver a ver a ninguno de los Alfa que se topó ese día.

Quería clavar una espada en el pecho de Joffrey, rasgar la yugular de Robb por lo estúpido que fue y sin duda le rompería la nariz a puñetazos al matarreyes.

De nuevo siente la necesidad de llorar, pero ahora como las otras veces puede soportarlo.

Cierra sus ojos, deseando no volver a abrirlos como muchas otras veces.

Odiaba su vida en Winterfell.

《 Bastard 》 Robb/Jon. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora