《 Bastard 》 Robb/Jon.

xi. ausentes

La mañana del siguiente día no fue tan agradable como otras veces, todos los sirvientes iban y venían, los guardias preparaban caballos y despejaban las salidas. Jon fue llevado a la sala del trono junto con sus hermanas, los tres estaban recién levantados por lo que sus rostros eran poco agradables.

Sansa se obligaba a si misma a lucir un rostro perfecto, por lo que su sonrisa se revelaba en falsedad; nadie podía culparla, pero los que lograban verla con atención murmuraban en voz baja.

Arya estaba rabiando en ira, si fuera un animal en su totalidad tendría espuma en la boca, incluso gruñía cuando un guardia intentaba tocarla.

Jon era simplemente él, estaba acostumbrado desde que es pequeño a madrugar para no hacer absolutamente nada de provecho por lo que su rostro era el más fresco de los tres. Mantenía su semblante tranquilo hasta que Eddard hizo acto de presencia.

El mayor se acercó a su camada, y habló con suma confianza frente a los presentes "El Rey ha salido por cuestiones de su conveniencia, en cuanto él vuelva es probable que regresemos a Invernalia." Prometió, pero su rostro decía todo menos seguridad "Tenemos que estar juntos, protegernos unos a los otros. Nadie de peligro se levanta tan temprano aquí, por eso tenía que decírselos ahora." Explicó rápidamente antes de cualquier gruñido por parte de los cachorros.

La menor saltó y simplemente se fue corriendo de vuelta a la seguridad condicional de su habitación, la chica pelirroja solo asintió y pidió permiso antes de retirase.
Con el camino despejado, Jon se acercó a su padre, el inquebrantable lord lo miró con su semblante recto, su rostro levantado en señal de respeto y una posición impecable en cuanto a postura, olía a seguridad. Ned era perfecto en todos los sentidos.

El bastardo se derritió rápidamente, los nervios estuvieron carcomiéndole por dentro poco a poco, no podía más, no se sentía bien estar ahí y sabía muy en el fondo que por cada segundo que pasaba soportando los intensos calores de la capital pasarían a factura tarde o temprano. Sus manos temblaban al igual que sus piernas, nunca fue así, odiaba encontrarse tan débil.

Un inútil no debería tomar una espada, mucho menos blandirla, no podría defenderse por lo que tenía que confiar ciegamente en las capacidades de Lord Stark.

Eddard notó el pánico en los ojos de su cachorro, esos orbes oscuros cambiaron de opacos a empezar a brillar gracias a las pocas lágrimas acumuladas en el niño. El hombre terminó por acercarse por completo, con ambas manos rodeó el hermoso rostro del omega y acarició suavemente sus mejillas.

"No te quedarás aquí." Dice aquello como una promesa, la voz del hombre hace que el pecho de Jon se llene de esperanza. "En cuánto Robert regrese me aseguraré de regreses al norte, ¿de acuerdo? Robb ya está al tanto, así que te esperará ahí en poco menos de treinta lunas." El humilde Lord sigue jurando aquello, sabe lo peligroso que es hablar antes de tiempo, pero está convencido de que puede solucionar la situación antes de que ocurra algún imprevisto.

Los días pasan volando, es mucho más rápido para el pelinegro ahora que sabe que podrá regresar al único lugar donde se sintió bien, quiere llegar y abrazar a Bran, jugar con Rickon y por lo menos ver a Robb y a Theon entrenar juntos. El vientre de Jon arde, ya no sólo en emoción sino en desagrado.

Ha estado conteniendo su celo por días gracias al té, según lo que pudo leer en libros viejos dicha alteración le afectaría en su desarrollo hormonal, pero importaba poco si se trataba de salvarse de compartir su vida con cualquier hijo de puta del sur.

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Los caballos galopan con más intensidad de lo normal, hay gritos por parte de los pocos guardias que habían acompañado al Rey en su cazería. Nadie sabía lo que ocurría con certeza hasta que la puerta se empuja con fuerza, Renly Baratheon entra al lugar emanando un olor a pánico, busca por todas partes al Stark antes de correr a explicarle lo sucedido. Nadie lo nota a excepción de Jon, pero hay sangre en su ropa. Sangre que probablemente no sea de algún animal.

La mano del rey se apresura a abandonar el lugar, hace pequeñas señas para que los guardias de su casa se queden ahí en caso de que sus hijos necesiten protección. Los nervios comen internamente a Jon, todo lo ocurrido le da pequeños revoltijos en el estómago, quiere vomitar, pero definitivamente si algo se regurgitara lo tragaría si se trata de no preocupar más a su padre.

Por primera vez en días el tiempo pasa muy lento, puede escuchar a Arya quejarse de estar perdiéndose algo importante, mientras que empuña a Aguja con fuerza y a Sansa rezándole a todos los dioses que conoce por la seguridad de su futuro suegro. En cambio, él está luchando con los dolores en su barriga, no quiere caer en ese momento, no debe y no lo hará, tiene la voluntad suficiente como para soportarlo.

Su siguiente movimiento parece ser un parpadeo infinito, cuando sus ojos se abrieron pudo sentir el transcurso de las horas en cuestión de milisegundos, para cuando logra captar un mal hedor en el aire ya es demasiado tarde.

Los guardias Lannister golpean las puertas de la habitación hasta que logran derribar una, el omega es el primero en actuar de los lobos presentes, toma la mano de la niña más pequeña y le hace gestos para correr, ambos se giran a Sansa, con el temor subido a su cabeza y dejando que el miedo se apodere de sus instintos.

El crujir de la madera es tan insoportable que ambos parecen hechos unos verdaderos animales, están seguros de que la pelirroja no les hará caso, pero aun así intentan llevarla consigo, ella se rehusa y dice con confianza "Ellos no nos harían daño."

En momentos de vida o muerte el tiempo es fundamental, no pueden seguir dudando y aunque los lobos solitarios mueren y la manada sobrevive, no tiene caso intentar actuar frente a un lobo que quiere estar solo.

Entre Jon y Arya, el chico es el más rápido por cuestión de crecimiento y maduración, por lo que se inclina para permitir que la niña suba a su espalda, le dan una última mirada a su hermana antes de huir de ahí.

El Snow tiene más valor que todos ahí, por lo que no duda ni un solo momento en saltar por la ventana, están apenas tres pisos arriba y confía en que no caerán mal porque ha visto paja justo abajo de ellos. Los campesinos gritan en sorpresa, ambos cuerpos caen y aunque es Jon quien parece más lastimado se levanta rápidamente para empezar a correr lo más lejos que le es posible.

Siente una gran cantidad de guardias tras él, por ello intenta perderlos a través de las calles, cuando le es posible se lanza en un callejón. Ambos se esconden lo mejor que pueden tras un montón de basura de lo que parece ser una panadería.

Toma a Arya entre sus brazos, ambos se abrazan cuando escuchan el tintinante sonido de las armaduras pasar cerca de ellos.

Respiran libremente cuando los ruidos cesan por completo.