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Después de mi delicioso desayuno, fui con Mag a tomar clases de gramática y estilistica.

La maestra era un poco regañona y siempre estaba con el ceño fruncido.

Cuando terminaron las dos horas, tuve clases de física y después de Matemáticas.

Las horas pasaron y después de la comida Aldo me dijo que tenía una hora libre para hacer lo que quisiera.

Fui al campo de equitación, no había obstaculos, todo estaba despejado. Vi a alguien saliendo con el caballo negro. Enfoque la mirada y vi a Ander.

-¿También sabes equitación?

-No es tan difícil saber hacer todo

-Eres muy egocéntrico cuando te lo propones

Sonríe

-¿Quieres cabalgarlo?

-No se hacerlo

-No puede ser -vuelve su sonrisa -Por fin descubrí algo que no sabes hacer 

-Que gracioso

-Ven aquí

-No me vas a subir a ese animal

-¿Por qué no?

-Porque no y ya

-¿Tienes miedo?

-No

-¿Entonces?

-Solo no quiero

-Ven aquí, prometo cuidarte

Voy hasta donde está, no muy convencida. Recuerdo que les tengo miedo a los caballos o al menos a montarme en uno desde que Felix me traumo haciendo que viera con él un maratón de los accidentes de personas cabalgando o haciendo equitación.

Ander me toma las manos y las pone sobre la agarradera de la silla de montar.

-Bien, pon tu pie en esta correa e impulsate para quedar montada

-Ander...

-No voy a dejar que nada malo te pase -me surra al oido

Toda mi espina dorsal sufre de un escalofrío que me pone los pelos de punta.

-Una... dos... y... tres -coloca sus manos en mi cintura y me impulsa para ayudarme a quedar montada

Pero mi coordinación, los nervios y las sensaciones del tacto con Ander hicieron que tomara demasiado impulso y callera del otro lado.

-ALISSON -escuche el grito de Ander muy preocupado

Corre hasta el otro lado y se hinca para mirarme.

Comienzo a reírme.

-¿De qué te ries?, ¿Estás herida?

-Fue mejor de lo que creí -le digo aun tirada

-¿Puedes ponerte de pie?

-Si, creo que si

Ander me toma de los brazos y me ayuda a parar.

-Sabía que era una mala idea -le digo riendo

-¿No estabas jugando con eso?

-No, te lo dije muy enserio

-Pero... ¿Te duele algo?

-No

-¿Segura?, ¿No quieres ir a la enfermería?

Puse mis manos sobre su rostro e hice que me mirara a los ojos

-Estoy bien, de verdad

-Está bien -susurra

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