capítulo 3: familia

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El cuarto estaba sumido en una oscuridad ensordecedora, la noche había caído hacia ya unas pocas horas, debido al clima se retrasó la salida de el avión y ciudad de México no llegaría hasta dentro de unas cuántas horas más, la sangre ya no salía tanto debido a que se colocó unas vendas pero eso no le quitaba lo doloroso que era la enorme grieta que se hizo cruzando su abdomen, y no solo eso sino que la vieja cicatriz de su pecho se había abierto de nuevo.
Sintió un dolor inmenso, no sólo físico también psicológico, el pensar que su "hijo" estuviera sufriendo por sus ciudadanos lo hacía sentir peor de lo que ahora estaba.

Su cuerpo, ya antes pesado y magullado comenzó a trozarse más justo en dirección a la cintura, su corrupción lo estaba matando lenta y de forma dolorosa, sangre comenzó a salir de ahí, las sabanas blancas ya no lo eran, las paredes y piso tenían un rastro que a simple vista se diría que salió de una película de terror, su ropa tirada junto a él intentando ponerse la venda para parar el sangrado, sus ojos cristalinos tratando de contener sus lágrimas casi al límite cuando de repente se escucharon pasos seguido de un toque a la puerta.

Por un momento creyó que era otro country pero se calmó al escuchar la vos de su capital.

-apa!!! Estás bien??? déjame entrar!!!-

Su voz agitada y con preocupación resonó como un tipo de música angelical para el mexicano, se levantó con mucho esfuerzo y se acercó a la puerta tras el se podía apreciar un camino de pequeñas gotas de sangre, en cuanto tocó la manija de la puerta callo al piso casi inconsciente, su capital lo tomo en brazos de forma apresurada y lo acomodo en la cama, fue corriendo por el botiquín y regreso a auxiliar a su padre, limpio y, tomando hilo y aguja, cerro todo lo que pudo pero la del pecho se negaba a curarse así que solo la vendo para después guardar todo para poder esperas a que el mexicano despertara.

Pasaron las horas que se le hacían siglos a la capital presente en el cuarto.

La respiración entre cortada y lenta de el mexicano provocaba en su hijo un sentimiento de miedo e inquietud al pensar que en cualquier momento todas las heridas de abrirían con un solo movimiento, el ver todo el cuerpo de su padre le traía recuerdos dolorosos, todas las cicatrices de las luchas y de las guerras que soporto solo para conseguir su amada paz la cual pareciera que en cuanto la encuentra se la arrebatan de formas crueles frías e inhumanas.

Le recordaba todas las pérdidas y sobre todo, los traumas y sufrimientos de su padre que aún lo atormentaban.

Paso sus manos sobre el abdomen vendado de su padre, los atentados tanto en sus tierras como en el extranjero en contra de su gente, la gente de su padre, le estaba afectando demasiado ya que si bien había suicidios y asesinatos no se había visto tantas muertes en el extranjero mientras que se tenía una crisis tanto política como ambiental todo junto en un solo momento causo efectos desastrosos.

Fue interrumpido por el toque suave de la puerta, arropó a su padre y se levantó de su lugar; mientras caminaba pudo observar la cantidad de sangre oscurecida por corrupción que asemejaban pequeños charcos, tomo un trapo para limpiar sus manos, justo cuando estaba por tomar la perilla pudo distinguir las manchas que dejó su padre al abrirle, con el trapo limpio los residuos y luego abrió un poco para ver quién era, su sorpresa no cabía en su expresión ya que enfrente de el se encontraba España y Rusia, si sabía el porqué estaba España después de todo es su abuelo onda vital pero el ruso no tenía idea.

-que se les ofrece???-

La pregunta de la capital saco de sus casillas al gallego, lo suficiente como para gritar.

-NO SEAS IMBÉCIL!!! ES OBVIO QUE VENGO A VER A MI NUEVA ESPAÑA COÑO!!-

Ciudad de México lo pensó bastante en dejarlo pasar junto con el ruso......
a la mierda no lo pensó solo se hizo para luego decir un rotundo "NO" y cerrar la puerta, su padre necesitaba dormir, mañana tomarían el avión privado para ir directo a México.

rojo cual carmín (countryhumams)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora