rojo cual carmín (countryhumams)

capitulo 10: velas

Bien dicen que el tiempo vuela para las personas cuando la gente que quieres te rodea y era verdad para el país tricolor con escudo de Águila, Octubre paso volando  como las aves en migración a tierras más calidad y asimismo llegó noviembre, un día especial para todo México se asoma con los amaneceres terminantes de Octubre y nacientes de noviembre dando inicio a los preparativos para uno de los festejos más grandes del país alegre.

~PUEBLA, 1 DE NOVIEMBRE~

México se paseaba en un mercado con su canasta en manos, ese día se ponía la ofrenda de día de muertos, compro velas, papel picado, tejocotes, cañas, cerveza, e ingredientes para hacer comida. Justo tras de él venían 30 de sus 32  hijos con las manos repletas de objetos decorativos e  ingredientes, mientras los dos pequeños pasaban comprando dulces en cada lugar que podían o veían algo que no habían comido antes y simplemente salían corriendo a comprar suficiente para comer un poco y lo demás para la ofrenda.

Después de una hora de caminar por todo el mercado de ese pueblito mágico en el que se estuvo quedando después de que le dieran de alta, y solo salía del pueblo por asuntos importantes o para eventos que le necesitaran, de hay en adelante prefería estar en la hacienda de su hijo que estar en la ciudad, desde el estudio que le proporciono Puebla en la casa puede hacer sus deberes como país aún cuando todavía no podía asistir a las juntas de la ONU por el estrés que estás le causaban podía tener una recaída cómo en el hospital. Camino por una fuente y entro en un parque lleno de árboles donde se sentó en la raíz de uno, está acción fue imitada por los Estados.

-sabes papá, es agradable estar en un ambiente tan cómodo.-

El tricolor paso su mirar hasta su hijo, y este a así mismo veía a sus hermanos jugar en aquel parque.

-si, tienes razón….-

Poso su mirar nuevamente en sus hijos, por segundos la melancolía ataco con recuerdos de cuando todos sus estados estaban unidos, antes de la independencia de Texas o de firmar el trataron dónde cedían a California, nuevo México y los demás estados que se llevaron.

Vagos recuerdos pasaron lentamente distorsionaron su realidad, los sonidos de aves y animales se fueron haciendo más calmados siendo reemplazandos por risas de niños pequeños , lentamente se vio envuelto en un entorno nuevo. Prontamente se encontró en un prado sentado en las raíces de un viejo árbol de sauco. En su regazo descansa un libro antiguo, sus páginas amarillas entintadas, con delicadeza paso sus dedos por su portada y pastas, la textura aterciopelada y fina le recorrió como un recuerdo al Viento que se lleva las palabras del mismo, miéntras las narra con fervor y pasión. Alzando la vista pudo ver a sus hijos reír y jugar en aquel extenso prado. Sus ojos se llenaron de melancolía al ver también a sus pequeños del norte, aquellos que no había visto desde que le obligaron a firmar ese maldito tratado. Tan hundido en su océano mental, ahogándose en los recuerdos y en los juegos sucios de su cabeza que no noto unas pequeñas manos que le tomaron de sus largos mechones nocturnos.

>papá<

Los gritos de sus niños le llamaban a la distancia, como una invitación a ir.

>Papá<

Las voces comenzaron a distorsionarse a la lejanía convirtiéndose en susurros divididos.

-Papá!!!-

Por fin fue sacado de sus pensamientos por sus hijos más pequeños, Yucatán le tomaba de dos mechones de cabello mientras EdoMex se encontraba atrás de él, ambos muy sucios de tierra.

-Niños, que les pasó?-

La sorpresa se le pasó cuando vio a lo lejos como sus demás está jugaban luchas en la tierra, suspiro un poco casado, tomo las manos de sus hijos, les sonrío tan dulce que daba diabetes y pronunció con voz calmada.