Lía Harris

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Cursando el último semestre de la carrera de Etnología, Lía Harris ha dejado de lado su vida social y relaciones amorosas desde hace ya unos 5 años atrás: apenas unos 3 enamoramientos en edad escolar son las experiencias en el historial de aquella pequeña muchacha que se esconde tras una apariencia descuidada con el único fin de pasar siempre desapercibida.

No tiene más que una amiga de confianza y muchos conocidos que en algún momento le dejaron de hablar al creerla soberbia por su casi siempre estado de reserva.

Tiene 23 años, pero por su cara pareciera de 20, aunque siempre en la calle o el autobus, suelen llamarla señora por ser de contextura "rellenita". Tiene ojos pequeños, nariz ancha, unos labios color mora salvaje y unos cachetes tan pronunciados que sólo en fotos se ven bien disimulados. Tiene la espalda ancha y en lugar de limoncitos, cuenta con un par de toronjas bien hidratadas.

Todos estos "atributos" físicos con los que cuenta, fueron ganados durante los 5 años universitarios, tanto por cuestiones hormonales como por desórdenes alimenticios que en lugar de hacerla adelgazar, la hicieron subir de peso, no desmedidamente, pero que la tienen en 15 kg sobre su peso ideal. Cada año se propone bajar de peso, pero ante cada cuadro de ansiedad y estrés, desiste cayendo en el consuelo de la comida chatarra.

Así es Lía Harris, empeñosa, eficiente, de muy buenas calificaciones y demasiado competente, pero insegura, tímida y reservada por no encontrarse a gusto consigo misma y por sentirse no aceptada por los demás.

Durante la universidad, ningún chico mostró interés por ella, lo cual menguó con mucha mayor razón su autoestima, la cual se encuentra casi llegando al centro de la Tierra.

Lía Harris tiene miedos, pero a la vez un deseo enorme de enamorarse y saber que se siente ser querido por alguien, recibir corazones, cartas y mensajes de amor, poder dar besitos y cariños a alguien no solo porque sí, sino con un sentimiento de por medio.

Mayra Thompson es su única amiga, ella le ha aconsejado descargarse una app de citas, a lo cual Lía Harris ha respondido con una terrible risotada, detalle que nos hace recordar que debemos especificar que Lía Harris, tampoco sabe sonreír, cuando algo le causa gracia, pone una mueca semi diabólica que transforma su cara en un espectro muy gracioso pero horroroso: enchina sus ojos, se arruga su frente, sus cachetes se deforman y su boca toma una extraña forma que no es posible ser descrita con palabras. Realmente es terrible.

Mayra no consiguió hacer que Lía descargue esa app, bueno al menos eso fue lo que ella le hizo creer, puesto que si hay algo que tampoco hemos comentado, es que Lía Harris es una chica demasiado curiosa, así que tras largas noches de preguntarse qué es lo peor que podría pasar terminó descargando la app en su teléfono móvil.

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