¡Feliz día!
Frase retumbante en la cabeza de Lía que la hacía consumirse en la depresión y la ansiedad. Una vez más, ahogada entre las sábanas de su cama, se sentía la más miserable, la que nadie podía querer, la que no le gustaba a nadie, la que siempre se quedaría sola.
Fue difícil sacarla de este abismo emocional en el que Lía cayó, terminó abandonando su trabajo, dejando todo, dejó la ciudad y se volvió a su pueblo. Además de toda esta situación emocional en la que se encontraba, una más se sumaba: la enfermedad de su abuelita, su favorita, la única que podía tranquilizarla, estaba en su etapa terminal, los médicos decían que era cuestión de días o quizá solo de horas.
Lía se encerraba en su habitación cuando no estaba con su abuelita, le cantaba a ella diariamente mientras la miraba a los ojos.
Una semana después de que Lía regresó a su pueblo, su abuelita falleció. Suceso que hizo que Lía se deprimiera más, se alejara más del mundo, de todos, ni siquiera en su casa la veían a diario, no salía de su encierro.
Un mes después llegaría a ella la noticia de el trámite de su grado de bachiller había concluido y que tenía que ir a la ciudad a recogerlo pues la entrega era personal. Aún a regañadienses y sin la menor gana, se embarcó en un autobus.
Al llegar a la ciudad se encontró a su entrañable amiga Mayra, la que una vez más trató de animarla diciéndole que ella lo que necesitaba era salir. Lía refutaba diciendo que a estas alturas y con todo lo que había pasado cualquiera aceptaría salir con ella por lástima, por compasión. Mayra no estuvo del todo de acuerdo, pero no quiso quitarle la razón, en cambio, le planteó lo siguiente:
- Mira Li, empezó Mayra, a pesar de todo necesitas salir si o si, bien, no quieres a ninguno de tu entorno porque crees que será por lástima ¡muy bien! Entonces creo que ahora si, no me pondrás ninguna objeción a descargar la app de citas, y salir con alguno de ellos, total, ninguno sabe todo por lo que has pasado.
Mayra abrazó a Lía, quien internamente le daba la razón por primera vez a su mejor amiga. En parte la idea de volver a usar la app de citas, le recordaba lo vivido con Roberto, pero sabía que el hacerlo, la mantendría distraída y además está vez sólo pensaba usar la app para conseguir amigos con quienes conversar, no buscaba más, no quería más, sólo amigos virtuales con quienes matar el tiempo.
Fue así, como volvió por segunda vez, a la app de citas.
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Virgos
RomanceBajo un cielo gris, Lía Harris intentará encontrar una oportunidad de conocer el amor en su más pura expresión, del cual hoy casi todos se han olvidado y que se parece manifestar tan solo por la atracción física dirigida a lo sexual. ¿Lía conseguirá...