Día 3: Gordo

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Se miró frente al espejo con desconfianza. Él no se veía diferente, ¿o sí? Pero si seguía igual, entonces ¿por qué Damian le había dicho que se veía más gordo?

"Estás más gordito", había dicho su novio, mientras veían una película tirados en el sillón. Dick se había quedado congelado, sin saber qué decir. Así que se limitó a terminar de ver la película y escapar de la casa de su novio lo más rápido posible.

¡Maldito Damian Wayne! ¿Cómo se atrevía a decirle algo como eso, a él, uno de los chicos más guapos de la secundaria, líder del equipo de porristas y gimnasta innato? Porque, de acuerdo, estaban en vacaciones de verano y, tal vez, él se hubiese dado esos meses para descansar y olvidar el estrés que su ritmo de vida normalmente le hace pasar. ¡Pero...!

–¡Timbo, Jaybird! –gritó llamando a sus hermanos menores de doce y catorce años, respectivamente.

–¡Dick, ¿estás bien?! –entró de manera abrupta Jason.

–Es que.... –dijo aún frente al espejo, pero sentado en el suelo.

–¡Traigo el kit de emergencias! –irrumpió Tim, con el botiquín de primeros auxilios.

Dick se enterneció con sus hermanitos y agradeció lo mucho que parecían preocuparse por él.

–¿Dónde te lastimaste? –se acercaron a él, comenzando a revisarlo.

–Oigan... ¡hey! –se quejó y los apartó cuando le levantaron la camisa.

–¿No tienes ninguna herida sangrante? –preguntó Tim.

–¿Tu vida no está dramáticamente en riesgo? –siguió Jason.

–¿Por qué están decepcionados de que esté ileso? –retrocedió lentamente Dick–. No los llamo por algún accidente físico. Yo... estoy pasando un momento muy difícil y necesito su ayuda. Hay algo que no he podido dejar de pensar desde anoche.

Jason y Tim intercambiaron una mirada de preocupación y se acercaron a él, brindándole apoyo.

–¿Qué sucede, hermano? –habló Jason.

–¿Ustedes... creen que estoy gordo...? ¡Hey, no se vayan!

–Richard, si nos llamaste para esto, tengo cosas mucho más importantes que hacer.

–Apoyo a Tim. En este preciso momento podría estar jugando en mi Nintendo.

Y así fue cómo sus hermanos lo abandonaron.

Otra vez sólo en su habitación, Dick volvió a sentirse confundido. Las palabras de Damian se repetían una y otra vez en su cabeza ¡y es que las había dicho tan tranquilo! "Estás más gordito" y le había acariciado la barriga.

¿Será que sí estoy gordo, pero soy el único que no se da cuenta?, pensó con terror. Ahora ya no le daba miedo estar gordo, sino ser el único sin notarlo.

Tomó su celular para buscar si existía alguna enfermedad donde la gente se viera delgada, aunque no lo fuera; algo así como una anorexia invertida. No obstante, cuando vio que su teléfono estaba apagado, recordó que llevaba horas así; quería evitar que Damian lo contactara. Sin más remedio, prendió su computadora portátil y buscó alguna definición que lo identificara.

"MEGAREXIA"

«Las personas que sufren de megarexia padecen de obesidad...»

«Debido a la distorsión de su esquema corporal, cuando se miran al espejo no perciben la obesidad, al contrario, se ven a sí mismos como personas sanas y delgadas, y no son capaces de valorar el alcance de su problema»

| Fictober DamiDick |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora