Día 4: Primera vez (+18)

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Advertencia: Escenas de sexo explícito.

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Eran poco más que niños, ¡unos adolescentes! Ni siquiera sabían lo que hacían, pero... aún así... se sonreían, se acariciaban, se exploraban mutuamente.

Ambos tenían catorce años, aunque se conocían desde los siete. Si bien en un principio no se aguantaban, habían aprendido a tolerarse.

Sus personalidades siempre habían sido muy distintas: uno muy alegre e impulsivo, y el otro serio y tranquilo. Claro que iban a chocar.

¿Cómo habían llegado a ser novios, entonces?

Un año antes, cuando ambos tenían trece años, les tocó hacer un trabajo para la escuela juntos. Lo típico, un cliché de película adolescente. Discutieron, ¡dios, que discutieron una infinidad de veces! Que por el tipo de letra, que por el tamaño del título, que por cuál nombre iba primero... Y el primero en colapsar, sorprendentemente, fue el más calmo de ambos.

Damian ya no soportaba el exceso de energía que emanaba Dick, por lo que un día, cuando este no paraba de hablar y criticar todo, Damian se vio con dos opciones para callarlo: o lo golpeo o lo beso... Y, bueno, Damian nunca había sido fan de la violencia. Lo que jamás esperó, fue que Dick correspondiera el beso.

Comenzaron poco a poco a salir, siempre a escondidas del mundo. Ninguno quería ser apuntado con el dedo, ninguno quería ser mirado diferente. Ellos eran felices en su pequeña y cómoda burbuja.

Entonces, volviendo a la actualidad, con más de un año de relación a sus espaldas, se habían permitido subir de nivel. Los besos superficiales y los abrazos ya no eran suficientes. Fue por ello que, aprovechando que los padres de Dick estaban fuera de la ciudad, Damian había ido a hacerle compañía.

Habían hecho una maratón del animé del momento, luego habían preparado bocadillos, ¡hasta se habían dado el tiempo para estudiar para los exámenes de la próxima semana! Pero cuando llegó la hora de dormir y ambos iban a ponerse sus pijamas, fue Dick quien tomó la iniciativa.

–Dami... –lo abrazó por la espalda, cuando este se había descubierto el torso para poder ponerse el pijama–. No lo hagas.

–Dick, es invierno. Tengo que abrig–

–No quiero que te vistas –susurró avergonzado y Damian se volteó a verlo–. Yo quiero... que nos acostemos así. Quiero que... nos abracemos para entrar en calor. Yo...

–Tranquilo –le sonrió Damian, con ternura–. Está bien, quitémonos la ropa para dormir.

Dick asintió feliz.

No fue sencillo para ninguno desnudarse frente al otro; incluso era difícil mirar al contrario. Nunca habían realizado un acto tan íntimo.

Cubiertos nada más por sus propias pieles, se metieron entre las mantas de la cama de Dick, apagando las luces. Cada uno permanecía en su mitad, ninguno se acercaba.

–Dick... –fue Damian quien ahora tomó la iniciativa, abrazando a Dick por la espalda.

A ambos los recorrió una corriente eléctrica al sentir el contacto de sus pieles: la espalda de Dick contra el torso de Damian.

–Dami... –suspiró Dick, sintiendo cómo era preso de los brazos de su novio y cómo las manos de este comenzaban a recorrer su pecho.

–Dick... cuidado –jadeó Damian, excitado. No era fácil controlarse cuando Dick se removía contra su pelvis.

| Fictober DamiDick |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora