Capítulo 1

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No paraba de llorar, estaba harta de todo lo que había sufrido en todo este tiempo, ¿es que a caso me lo merezco? Yo creo que no le hice daño a nadie, ¿y por qué tienen que hacérmelo a mí? Es más, ni siquiera me conocen...

Cada una de las lágrimas caían de mis pestañas delicadamente, haciéndolas rodar por las mejillas, y terminar cayendo en mis rodillas, cada vez que limpiaba una, salían más y más, podría llenar hasta un océano entero.

Yo solo recuerdo despertarme tumbada en la camilla del hospital, bajo las atentas miradas de mis padres.

-Hija por fin-Dijo mi madre apretando cada vez más mi mano, y besando mi cálida frente

-Tranquila, te prometo que saldrás de esta en muy poco tiempo-Dice mi padre con una sonrisa sincera

-Ya estoy aquí-Vino el doctor-Esta misma tarde tendrá el alta, suerte que tan solo ha rozado la vena, lo cual se cicatrizó sola

Aprecié la venda que rodeaba mi muñeca, y en ese mismo me prometí a mí misma que no volvería a rendirme tan fácilmente.

Llegamos a casa y subí corriendo a mi habitación, no me podía creer lo cobarde que fui haciendo eso, me arrepiento cada segundo que pasa más y más de haber estado al borde de la muerte; mientras reflexionaba tranquilamente entra mi padre muy alegre, eso se debía a que nos íbamos a mudar, como me prometió, iba a salir de esta muy pronto, y así era, yo solo salí corriendo a sus brazos, gracias a mis padres el pasado se olvidaría, empezaría una nueva vida que espero que sea mucho mejor que la de ahora.

Pasaron pocas semanas y ya teníamos nuestra nueva casa preparada, así que hice mi maleta, y empecé a llenar cajas y cajas con todo lo que tenía en mi habitación.

Mientras se llenaban los camiones con todos los muebles y las cajas, entre mi padre y yo metimos las maletas en el coche, y cuando cierra la puerta del maletero, veo que van pasando un grupito de chicas, esas chicas son, bueno, eran de mi clase, eran las que nunca me dejaban en paz, siempre me hacían daño, miraban extrañadas todo el lío de las mudanzas, aunque no querían parecer muy interesadas en ello, pasaron por mi lado y cuando estaban a escasos metros de mí, empezaron a hablar entre ellas, a mí me daba igual lo que pensaran o dejaran de pensar de mí, una nueva vida me esperaba.

Mis padres y yo nos sentamos en los asientos del coche y nos fuimos destino Cádiz.

La casa ya la vi en fotos antes, pero ahora que está ante mis ojos, la veo mucho más grande y bonita, la curiosidad me mataba y fui la primera en entrar, me quedé un poco asombrada, y corriendo llegué a mi habitación, estaba deseando de que llegaran mis cosas para poder colocarlas.

Eran las 15:00 y fuimos a comer a un sitio que íbamos cuando yo era muy pequeña, era mi lugar preferido, y de tantos años que han pasado de la última vez que lo vi, parecía nuevo, como si nunca antes lo hubiera visto, y eso que no tenía apenas cambios.

Ya tocaba irse a casa, que tenían que venir a colocar los muebles, y las cajas al fin llegaron, entusiasmada las empecé a poner en su sitio y quedó bastante parecida a mi antigua habitación.

Por la tarde-noche mis padres fueron a hacer una compra, de algo nos teníamos que alimentar, y yo ya estaba duchada y con el pijama puesto, y muy nerviosa, el día de mañana ya empezaba el insti, apenas conocía sus instalaciones, debería de haber venido antes, pero por motivos nos retrasamos con la llegada y claro...

Preparé tanto la ropa como la mochila, y me metí en mi cama con las esperanzas de poder caerle bien a la clase, a los profesores, tener eso que se llama amigos.

Tengo miedo a enamorarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora