Capítulo 30

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-Venga ya, seguro que no se han dado cuenta-Me animaba Abraham

-Que sí, te lo digo yo, que vi con mis propios ojos como ponían caras extrañas

-No habrá sido para tanto-Abraham apoya en hombro en el respaldo de la silla, y más tarde apoya en la mano su cabeza

-Sé que podría haberlo hecho muchísimo mejor, y justamente tengo que equivocarme en ese dichoso momento

-Es normal, los nervios pueden con todo, pero ya deberías de estar contenta por haberte puesto ahí delante de ellos a bailar, y demasiado bien lo has hecho, cuando al entrar por la clase la primera vez, no podías ni pronunciar tu nombre

Esas palabras me dejaron callada, suspiré, bajé la mirada y me fijé en la casi invisible, aunque notable, cicatriz situada en mi muñeca, la empecé a acariciar con un dedo, de ahí que Abraham entrelazara sus dedos en los míos.

Oí decir mi nombre, lo que significaba que ahora mismo nos reuniríamos todos y podríamos saber quién entraba y quién no.

Uno de los jueces empezó a decir nombres, esas eran las personas que entraban.

-Y Ana Ruiz-Terminó de enumerar a las personas, sin antes haberme pronunciado a mí

Salí de la sala cabizbaja, y Abraham me estaba esperando.

-¿Has entrado?

-No-Dije tras haberme abrazado a él

-Pues no saben lo que se pierden

-En fin, todo no se puede tener en la vida...

-Y menos teniéndome a mí

-Creído

-¿Vamos a tomar algo?

-¿Para celebrar que no me han cogido? Wiii, qué ilusión, vamos

Fuimos a una heladería cercana. Yo me pedí un helado de Oreo, y Abraham otro de chocolate, y nos sentamos en una de las mesas.

-Me hubiera encantado entrar-Deseaba mientras me tomaba con desgana el helado

-No te preocupes, seguro que dentro de muy poco tendrás una nueva oportunidad

-Sí, y la estropearé también...-Suspiré y dejé la cucharilla clavada en el helado

-Eres la persona más maravillosa que mis ojos han podido ver-Dijo Abraham después de cogerme de la barbilla para alzar mi mirada, y encontrarme con la suya-Te quiero-Finalmente posa su mano en mi mejilla, y yo pongo la mía encima de la suya

-Y yo-Retomé de nuevo la cucharilla y cogí un poco de helado de Abraham

-Oyeee

-Te lo debo por lo de esta mañana-Le piqué

Tengo miedo a enamorarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora