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Ambos en silencio parados dentro del ascensor esperan por llegar a su piso.
Singto esta apoyado contra una de las paredes mirando la figura de Krist buscando el porque le llama tanto la atencion mientras que Krist mira algo en su telefono.

Los dos se asustan cuando el elevador se frena de golpe y se apaga la luz. La luz de emergencia se enciende, lo que les da a entender que fué un apagón.

--demonios, debí irme cuando me despedí de tí-- dijo Krist soltando un lindo puchero.

-- y donde estabas?-- pregunto Singto intrigado para darse cuenta ante la mirada de Krist que no era de su incumbencia.-- lo siento--

-- no te disculpes mas. Esta bien que preguntes si algo te interesa. Me distraje hablando por telefono en la entrada.-- contestó Krist amablemente y con su sonrisa caracteristica.

Las palabras de Krist rezonaron fuertemente en la cabeza de Singto "esta bien que preguntes si algo te interesa...si algo te interesa...si algo te interesa...te interesa"
" me interesa? Krist me interesa?"
Inmerso en sus pensamientos Singto no notó que su celular esta sonando. Krist lo tomó por el brazo haciendolo reaccionar al instante por su contacto.

--tu teléfono--

-- oh si si.. lo sie...-- estaba a punto de disculparse nuevamente pero se detuvo por la mirada de Krist.-- contestaré--

-- si si adelante--

-- hola, si Nam. Si lo sé, estoy atrapado en el elevador. Esta bien, diles que se den prisa. Gracias.--

Singto terminó la llamada. Levantó la vista para hablar con Krist pero ya no estaba. Giró y lo vió sentado en un rincon tapandose con sus brazos. Seguia sintiendo frio.
Por la situacion en la que estaban creyó que podria aceptar su abrigo sin ofenderse.
Se lo quitó y caminó hacia el rincon que estaba Krist, se arrodilló y lo cubrió con el abrigo como si fuese una manta.
Krist se le quedó viendo sorprendido por este gesto. Nunca pensó que Singto pudiera ser del tipo caballeroso.

-- gracias-- le dijo sonriendo.

Singto por primera vez le sonrió y esta vez fué Krist quien se quedó hipnotizado. Esa bella sonrisa, esos perfectos dientes, sus rosados labios lograron dejar a Krist embobado.

 Esa bella sonrisa, esos perfectos dientes, sus rosados labios lograron dejar a Krist embobado

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Krist no dejó de mirar los labios de Singto ni por un segundo. La luz de emergencia es muy tenue pero eso no le impide ver las facciones de Singto ni cuando éste pasó su lengua remojando sus labios. Este simple acto provocó encender su fuego interior. Sus mejillas se tiñieron de rojo y comenzaron a arder.

-- tienes calor?-- preguntó Singto al verlo tan rojo.

-- no, tengo frío-- mintió para no quitarse el abrigo de encima. Aunque estuviera en llamas preferia quemarse vivo a dejar que Singto vea como reaccionó su cuerpo.

VECINOS INFIELESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora