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Varios días habian pasado.
Krist habia estado evitando encontrarse con Singto en el ascensor o fuera del edificio como generalmente lo hacian.

Y no es porque no quisiera verlo sino porque se sintió tan mal aquella noche que estaban a punto de tener sexo para minutos despues estar acostandose con su esposa. Se sintió usado.

Al dia siguiente de aquella noche, la bella mujer golpeó a su puerta muy temprano entregando a su sobrino aún medio dormido.
La excusa de la mujer fué que debia salir y no podia dejarlo solo en casa.
Las palabras dejarlo solo retumbaron en su cabeza. Acaso Singto no estaba? O fingió no estar para no dar la cara?.
Se sintió aun mas ofendido, es por eso que decidió evitarlo.

Frente a su puerta, con las bolsas pesadas del mercado, Krist intentaba meter la mano en el bolsillo de su pantalon para sacar la llave pero no podia.
De repente escuchó una voz detras de él que lo puso muy nervioso.

--te ayudo?--

Giró lentamente para verlo, su sonrisa era muy grande ademas de hermosa,fué cuando su corazón comenzó a golpear muy fuerte.

--que haces aquí?--

-- vivo aquí...junto a tí--

-- si..si..lo sé pero no es el horario habital que...--

Krist se calló de inmediato. Casi pone en evidencia que sabe exactamente los horarios de Singto por estar espiandolo.
Éste último sonrió ante el nerviosismo de Krist. Le pareció adorable la forma en que sus mejillas se pintaron de rosa y sus dientes mordieron su labio inferior. Mas que adorable fué...excitante.

Sin pedir permiso metió su mano en el bolsillo del pantalon jeans de Krist, mas precisamente el delantero.

Movió su mano de un lado a otro buscando la llave, y aunque las habia encontrado apenas su mano entró quiso seguir buscando con la intencion de tocar su pierna y ....algo mas.

Krist ya estaba muy rojo pero no podia quitarle los ojos de encima. Era evidente que lo estaba provocando.
Despues de lo que pasó quiere seguir con este juego? Pensó. Estaré dispuesto a hacerlo con él sabiendo que luego va y lo hace con su esposa?

No lo pensó dos veces. Cerró los ojos y soltó un suave gemido cuando la mano de Singto, atravez de la tela, tocó su pene.

Ésto provocó desatar del todo la lujuria que siente Singto al verlo. Quitó su mano con las llaves en ella y rapidamente abrió la puerta.
Krist pasó primero, se dirigió a la cocina y dejó la bolsas sobre la mesa. Pero antes de poder girar, Singto ya lo tenía prisionero contra ésta resfregando en su trasero su creciente ereccion mientras que atacaba sin piedad su cuello.

--es..es..pera...ahhh...es..pera..--

Singto no lo escuchó o mejor dicho no quiso escucharlo. Sabia que contaban con muy poco tiempo antes de que ambos tuvieran que volver a la realidad.
Es por eso que tomó la remera de Krist y se la quitó de un solo movimiento. Comenzó a morder su espalda para luego dejar besos humedos en cada mordida.

Krist, ante tanto placer que sentía, empujó las bolsas de compras y se dejó caer en la mesa dejando su trasero a merced de Singto pero aún vestido.
Éste último sintió una punzada en su ereccion. Rapidamente desabotonó el pantalon y lo bajó juntó al boxer.
Cuando vió el trasero de Krist  sintió que una fiera se apoderaba de él. Jamas en la vida sintió nada parecido, ni siquiera la primera vez que vió a su esposa desnuda.
Sentia que queria tener esas nalgas en su cara, morderlas, nalguearlas, besarlas. Esos gluteos eran tan redonditos y blancos que de solo verlos sentia que iba a correrse.

VECINOS INFIELESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora