Las pequeñas manos de Sakura se movieron inquietas ante la escena que estaba observando. Sus ojos picaron en respuesta a la brutalidad que los atacantes mostraron en contra de ese pequeño niño.
¿Por qué le hacían daño?
Cubrió sus rosados labios con rapidez, sus dedos apretaron con fuerza su boca para evitar que un quejido de sorpresa escapase de se garganta y sus ojos se abrieron ampliamente luchando por no salir de sus órbitas.
Un golpe seco.
Silencio.
Absoluto silencio.
La pequeña cabeza del chiquillo había sido azotada con una fuerza monstruosa, su cráneo rebotó una vez contra el asfalto por la inercia del golpe y seguidamente se quedó inmóvil en el suelo, tal vez muerto, tal vez vivo. Los sentidos de la pequeña pelirrosa no estaban lo suficiente desarrollados como para apreciar el latido del corazón de una persona.
La saliva pasó dificultosamente por la garganta de la niña. La pequeña había tenido que detener el impulso de interrumpir durante toda aquella paliza, él no podía conocerla. Pero ahora se sentía culpable por permitir que sucediese aquello.
Ella anotó en su lista mental que tenía que entrenar más duro a partir del día siguiente y, Sakura, siempre hacía lo que se proponía. Así se lo había inculcado Sasori.
Con inquietante habilidad el marionetista trabajó su nueva pieza. Él parecía estar más cómodo que nunca antes. El sonido de la madera ser cortada tranquilizaba a Sakura como si fuese una suave nana y Sasori lo sabía a la perfección. Una pequeña risa gorgoteó en la garganta del traidor de Suna.
"Saku, ¿qué ves aquí?" Sasori alzó su nueva pieza.
"Un pie." El pelirrojo gruñó en desagrado.
"Si te esfuerzas mejorarás. Esto no es solo un pie, es el mejor que he hecho Saku, y tú también puedes mejorar todo lo que hagas, ¿sí?" Si su rostro tuviese una mayor movilidad Sakura apostaría que en sus mejillas se marcarían unos preciosos hoyuelos. "Cómete el mundo Saku."
Pasos.
Maldiciones.
Correr.
Los malechores escaparon de la escena sin mirar atrás, sin si quiera pensar que el joven rubio podría estar muerto. Seguramente no les importaba lo más mínimo.
Los dedos de Sakura agarraron torpemente la cremallera de su túnica y la subió para poder cubrir lo máximo posible su rostro.
"Sakura, mírame a los ojos. Él no te puede conocer. No puedes implicarte emocionalmente con él. Acabará muerto por y para nuestros planes, ¿entiendes?" Pain le asustaba en un principio. Cuando sus ojos morados le observaban sentía que podía atravesarle el alma y, seguramente, no estaría tan lejos de la realidad.
El líder siempre le había repetido esa frase cuando le asignaron aquella misión pero no podía dejarle morir.
"¿Y si le hacen daño?" Los ojos verdes de Sakura se habían movido atormentados hacia el cuidador que se le había asignado ese día.
Sus pupilas se dilataron y sus uñas se clavaron en las palmas de las manos. ¿Y si él fallecía? ¡No podía permitirlo!
Luchó durante largos segundos contra los sentimientos encontrados que llenaban su cabeza. La pobre chiquilla a penas tenía diez años, ella no estaba lista para tal misión, ella no era lo suficiente fuerte ni mayor para encargarse de que el Jinchuriki del Kyubi no muriese.
ESTÁS LEYENDO
Vigía
FanfictionOjos atentos, cuerpo preparado, armas dispuestas. Vigila. Vigila. Vigila. La pequeña Sakura tenía que estar atenta del jinchuriki Naruto Uzumaki. Líder-sama lo necesitaba para su plan y ella debía mantenerlo con vida hasta ese momento. Sabía que deb...